Las relaciones públicas y el marketing están ligados uno con el otro en el panorama comercial. Sin embargo, las relaciones públicas como profesión son malinterpretadas. Esta rama de la Comunicación trasciende sus objetivos meramente estéticos y trabaja con la reputación de la empresa. El marketing trabaja con un producto o servicio mientras que las relaciones públicas trabajan con la empresa en su totalidad.     Primeramente, la función de las relaciones públicas es gerencial, lo que quiere decir que el relacionista responde a la alta gerencia de la compañía u organización. La función de un relacionista es asociada con la organización de actividades fraternales cuyo objetivo es meramente promocionar una persona o producto o recaudar fondos para alguna causa benéfica pero no es remotamente cerca de las responsabilidades que este profesional debe tener. Podemos marcar una diferencia entre el marketing y las relaciones públicas en que una estudia al cliente para aumentar las ganancias mientras que la segunda estudia sus públicos (internos y externos) para ganar aceptación, aumentar la opinión pública positiva y con ella la confianza, que paulatinamente se traduce en beneficios.

Los públicos, como las estrategias de marketing, se describen en dos factores: interno y externo. El factor interno trata lo relacionado con la reputación de la empresa y con el valor del producto en el caso del marketing. El primero trata los empleados de la empresa, la comunidad que la rodea(aunque no participen con la empresa) y quien se afecta por la elle. Mientras, el segundo habla del mercado del producto: su competencia, su valor en el mercado y su posición competitiva entre las necesidades del público, entiéndase, el consumidor.

Empleadas correctamente, las relaciones públicas pueden orientar sobre novedades dentro de la organización y en el mercado, servir como anuncio de servicio público además de aumentar las ganancias de una empresa o la aceptación de una personalidad con las diferentes personas que interactúa.

La reputación es el valor principal con el que trabaja el relacionista ya que cuando se goza de una buena reputación se aumenta el valor del producto y el interés de los consumidores. Para aumentar el interés se necesita gozar de una buena reputación, lo que crea los puentes de comunicación imprescindibles para persuadir al público una vez este sienta sus valores e ideales representados. El propulsor de las relaciones públicas en las universidades, Edward L. Bernays, creía que la clave del éxito estaba en una buena reputación. Bernays decía que si se tiene la confianza del público estos se pueden persuadir con mayor facilidad.

Por tanto, podemos decir que el marketing trabaja con un producto mientras que las relaciones públicas trabajan con la reputación de la empresa. Por otro lado, el marketing busca impactar el mercado mientras las relaciones públicas buscan impactar la opinión pública, sentimiento que se puede dar tanto en el público externo como el interno.

Así que las diferencias están trazadas en la naturaleza funcional de cada rama. Mientras se adjudique una sobre la otra la esencia de su función se verá afectada ya que la verdadera relación fructífera nace cuando estos elementos se combinan para brindarle al consumidor (o participante, o potencial consumidor, o tu mayor crítico) lo mejor que puedas ofrecer, sin engaños.