¿Te has sorprendido por la complejidad de tu personalidad? Es completamente normal y Dios nos facilitó una explicación a través de una porción bíblica. Ezequiel fue un profeta que recibió una visión en la que Dios le mostró 4 seres vivientes que había en ellos “semejanza de hombre” (Ezequiel 1:5). No parecían hombres comunes porque tenían alas, pies de becerro y cuatro caras. Hoy nos vamos a enfatizar en las caras para entender lo que Dios nos quiere revelar acerca de la complejidad de nuestra personalidad.

“Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león al lado derecho de los cuatro (cuatro seres vivientes), y cara de buey a la izquierda en los cuatro; así mismo había en los cuatro cara de águila.” –Ezequiel 1:10

El pasaje repite que cada ser viviente compartía estas mismas características y aunque se manifiesten de manera distinta en cada individuo, compartimos los mismos aspectos.

  1. Cara de hombre: Nuestra humanidad. Aunque Dios nos haya encontrado y enseñado su reino, del cual proviene nuestro espíritu, no nos podemos enorgullecer al olvidar nuestra naturaleza terrenal. Nuestros cuerpos físicos pueden ser fuertes para algunas tareas, pero a la vez nos amarran a necesitar de los frutos de esta tierra. Todos tenemos las mismas necesidades físicas, es lo que nos une como hermanos. Nuestra hambre nos debilita, nos cansa, nos puede confundir y nos puede llevar a cometer errores.
  2. Cara de león: El rey de la selva. Es necesario entender que, como hijos de un Dios que es rey, somos herederos de un reino celestial. Debemos recibir esta herencia al aceptar que nos merecemos lo mejor, y que tenemos a nuestra disposición Su consejería y Su dirección para alcanzar el máximo de nuestro potencial.
  3. Cara de buey (toro): Creados para servir. El toro es un animal diseñado para dedicar su vida al servicio, para facilitar tareas difíciles. A veces nos centramos tanto en nuestras propias necesidades que cortamos nuestra disposición ante los demás. El egoísmo endurece nuestros corazones y no nos permite disfrutar de la satisfacción de ayudar al que lo necesite. Todos fuimos creados con talentos útiles, no solo para desarrollarnos y progresar en la vida, sino también para contribuir al desarrollo de nuestras comunidades. “Porque el hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir…” (Marcos 10:45). El servicio desinteresado provoca satisfacción porque es una manifestación de amor.
  4. Cara de águila: ¿Podríamos volar? Aunque nuestros cuerpos físicos no fueron diseñados para realizar tales tareas, hemos sido bendecidos con la capacidad de transportarnos mental, espiritual y emocionalmente a lugares muy lejos de donde palpita el corazón.  A través de la oración, la adoración, la música, el arte, la reflexión y hasta el diálogo, podemos escapar del dolor y volar hasta poder ver el mundo y la vida como Dios lo ve, podemos alcanzar su amor.

La salud está en el balance. Al identificar los elementos que componen nuestras personalidades, podemos ver con más claridad nuestras fortalezas y nuestras debilidades, y trabajar para abundar en lo que pudiera faltar.

Bendiciones de lo alto,

Héctor Alfredo