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El mundo vive una crisis económica que nos afecta a nivel personal, familiar y social.  A través  de los tiempos podemos observar este tipo de comportamiento de la economía, unas veces más impactantes que otras, y con unos agravantes que quizá en otro tiempo no existían.  La culpa de esta situación no viene al caso, este articulo no trata de economía, sino de cómo esta situación nos afecta como seres que necesitamos provisión, sentido de pertenencia y ubicación.  Quizá hoy tienes trabajo pero aun así te sientes desubicado, amargado, defraudado o desanimado.  Peor aún vives día a día y ni cuenta te das pues has caído en la trampa del desánimo.

Como familia estamos experimentando la necesidad de empleo.  Un esposo que se caracterizaba por ser buen proveedor de la noche a la mañana se queda sin empleo.  Un hijo de 28 años estudiando un grado de maestría, con planes de boda y corriendo por la isla en busca de un sueldo que hoy está y mañana, literalmente no.

Una verdad vivimos, no estamos afanados, defraudados o desanimados.  Conocemos a uno que ha prometido no desampararnos, no dejarnos solos, proveer para nosotros, guardarnos y librarnos del mal.  De esa verdad quiero escribir hoy.

Si hoy te has levantado y el gozo y la paz no son tu definición, este artículo es especialmente para ti.  Todos en algún momento nos sentimos desilusionados.   Este sentimiento generalmente es causado por un fracaso.  Pero no podemos permitir que ese sentimiento tome control de nuestras vidas.  Las circunstancias que causaron la manera de sentirte hoy quizá no estuvieron bajo tu control.  Así que el resultado era inevitable.  Lo que si es nuestra responsabilidad es la forma de trabajar con esas emociones.  Respondemos de la manera que hemos aprendido en la mayoría de los casos.  Así que hoy te invito a desaprender.  Puedes dejar que la tristeza domine, que abrume tu alma y tome control no solo de tu vida sino también de tu familia o puedes enfrentar la situación y entregársela a Jesús reconociendo que eres incapaz de hacerlo solo.

La mente controla nuestra vida.  Por eso es que tu campo de batalla es la mente.  Vivir en el desánimo divide tu mente y hace difícil enfocarte en las demás tareas que se te requieren.  Concentrarte y salir a hacer tus tareas se convierte en demasiado esfuerzo y dejas de realizar lo que te corresponde.  El círculo vicioso comienza y la ira encuentra su lugar en el lugar del trabajo no realizado a capacidad, de las tareas a medias, los compromisos no cumplidos y las faltas a quien no las merece.  Frustración es el próximo eslabón y si no la manejas bien se convierte en depresión, que a su vez te aleja de aquellos que te aman.  El aislamiento no es la solución, esto conduce a menor auto estima y esto nunca es un buen consejo.  Las decisiones tomadas basadas en tus emociones te pueden llevar a cometer muchos errores.

Nuestro Puerto Rico se caracteriza por la calidad de su gente, gente trabajadora, con valores fundamentados en un Dios Todo Poderoso, que todo lo ve y lo sabe.  Este tiempo es bueno para tomar decisiones basadas en La Verdad, que le confiemos nuestras cargas, expectativas no satisfechas, las tristezas más profundas,  sueños y anhelos.  Recuerda todo obra para bien para aquellos que aman al Señor, es decir para aquellos que le permiten obrar por encima de las circunstancias.

Toda situación tiene un comienzo, pero también tiene un fin.  La situación que vives hoy será el recuerdo de mañana, solo si la resuelves a la manera de Dios.  Busca consejo, en la casa  del consejero mayor, preséntate  en oración delante del Espíritu Santo y clama a Él y Él te responderá, te aseguro que no quedarás en vergüenza.  Cada situación puesta en las manos de Él será cambiada en algo maravilloso que  usted jamás pensó o imaginó.

Qué el Señor Todopoderoso nos bendiga hoy, mañana y siempre.

Nydia