www.unfpa.org/swp/2009/es/ch4.shtml

Vivimos tiempos para los cuales impera reevaluarnos y redescubrirnos con la más decidida intención de trascender a la realización.  Navegamos en un quehacer incansable, pero resulta que nos sentimos estancados al ver que los resultados no denotan los esfuerzos.  Como cuestión de hecho, en cierta ocasión en mi vida tomé una decisión de la cual no me arrepiento pese a las consecuencias, más bien económicas, en que repercutió; precisamente implicaba un “quehacer hasta el cansancio” sin los resultados justos y a la par con los mismos. 

Así continuamos a diario, intentando ser creativos, encaminando metas y proyectos que permitan sanear nuestra situación económica, o en cuyo caso, el desarrollo personal, profesional y de entorno.  Sin embargo, hay un factor sumamente observable, dado a que experimentamos inseguridad y reserva para permitir insumos de gran efectividad, como herramientas y soluciones al verdadero cambio; el que aporte al bienestar personal, profesional, económico, espiritual, en fin… en todos los aspectos de nuestra vida.

Precisa que auscultemos sobre lo que verdadera y objetivamente representan metas y proyectos realizables de gran impulso.  Infinidad de opciones están a nuestro alcance para aportarnos al logro de resultados demostrados en cada esfuerzo. Y aunque hemos sido dotados de una mente creadora capaz de reconocer y realizar lo impensable, podemos optar por identificar y aceptar alternativas de bienestar común. De nosotros depende la transformación positiva, que el mundo, no sólo necesita y espera, sino al que tiene derecho.

Emulemos acciones en las que se haga honor a la palabra y el ejercicio de lo que es la INTEGRACION, que nace, ante todo, de ser solidarios.

En maneras de ser:

  • Al actuar con tolerancia ante eventos que nos ponen a prueba.
  • Cuando nuestra relación en el plano familiar se basa en el amor manifestado.
  • Al ser apasionados y propagarla en servicio humanitario y beneficios duales.
  • Cuando compartimos experiencia y conocimiento al insertarlo en la sociedad.
  • Al preservar nuestra esencia, aunque hayamos alcanzado grandes triunfos.
  • Al permitir que la esencia Divina sea nuestra mayor distinción.

En manera de hacer:

  • Cuando conociendo lo que beneficia a los demás, nos convencemos de que aunar esfuerzos es la alternativa para encontrar soluciones conjuntas.
  • Cuando hacemos nuestro el éxito de cada semejante.
  • Cuando conformamos entidades, grupos, alianzas, programas de apoyo, permitimos autogestión, desarrollamos grupos comunitarios, asignamos sentido de atención y urgencia al lado humano.
  • Cuando compartimos conocimiento, experiencias y entrelazamos recursos, métodos, esquemas, dogmas, en fin, todo para difundirlo en bienestar social.
  • Brindando apoyo a quienes están en el proceso que ya hemos experimentado – practicando la EMPATIA. Siendo mentores en nuestro caminar.
  • Al ser entes activos de nuestra comunidad, de la fuerza laboral y de todos los sectores activos y en desarrollo.
  • Reforzando la creación y desarrollo de equipos dirigidos a ganar – ganar.
  • Al abogar por una economía que se centre en la gente y el ambiente.
  • Al sentir, vivir e incitar a comprender que al apoyarnos, seremos más fuertes.

De ejemplos como estos, requiere nutrirse nuestra sociedad. El proceso implica manifestación, planeación y ejecución.  Tenemos el poder y el deber de proyectarnos como la Isla que despunta y crece, con una fuerza competitiva y conjunta.  Impulsémonos sin vacilación y con plena convicción, comenzando desde hoy la planeación al verdadero cambio; el que redunde en un desarrollo integral sustentable y sostenible para todos. Aprovecha la época que se avecina y que invita a plantearnos nuevas metas; cambiemos de lo tradicional, marquemos la diferencia y en apertura, formemos parte de una sola visión, la de un PUERTO RICO unido, capaz de proyectarse con la SINERGIA idónea para PROSPERAR, JUNTOS!

 

Por: Carmen Hernández, Consultora Promocional para JCM Global Connections, Corp. (787) 677-1540