El asesinato en masa, la violación y el maltrato de mujeres hasta lacerar su sexualidad y la castración de varones para enfatizar el sometimiento de un grupo son ejemplos de las muchas manifestaciones de una lucha de siglos entre los hutus y los tutsi que tuvieron una erupción masiva en el 1994, año en que el mundo presenció, sin casi intervenir, los suceso del genocidio en Ruanda. Aunque Hollywood, en el film Hotel Rwanda (2004), haya creado una representación de los hechos desde la perspectiva de un individuo, no deja sin reflejar de forma gráfica la interacción entre los hutus, los tutsi, la ONU y periodistas albergados en el hotel. Sin embargo, para la efectividad de un análisis psicosocial, cabe resaltar los hechos históricos que sentaron las bases de este conflicto.

                Según Jesús Sordo Medina en su estudio publicado en la Revista Antropológica Homo Homini Sacra Res (2006) titulado “El genocidio de Ruanda”, agricultores hutus comienzan a llegar a las montañas de Ruanda hacia el siglo VI, donde se establecieron de forma sedentaria y convivieron en paz con los pigmeos cazadores que ya residían la zona, los twas. Alrededor de cien años después, empieza la llegada de granjeros tutsis provenientes principalmente de Uganda. Ya en el siglo XIV, los tutsis, aun siendo minoría, habían estructurado un sistema militar con el cual iniciaron campañas contra los hutus: comenzó la lucha de clases. Cortaron los genitales de los príncipes y los colgaron en los tambores reales buscando humillarlos al recordarles que ya eran súbditos de los tutsis. Sin embargo, las diferencias socioeconómicas no estaban muy pronunciadas, ya que un hutu podía ascender de clase si poseía suficientes propiedades. Analizando las actitudes de los grupos desde la perspectiva de sus funciones sociales, podemos apreciar que los hutus se dedicaban primordialmente a la agricultura. Este grupo, por lo tanto, empleaba su mayor esfuerzo a trabajar el terreno y por ende, a la adquisición de propiedades para sus cultivos. Su función social podía también fundamentar una actitud grupal de pertenencia local. Entre el hecho de que los hutus componían la mayoría de la población y al ser la producción agrícola pieza tan esencial para la subsistencia y desarrollo de cualquier sociedad, la posibilidad de ascendencia de clase podía dificultar los esfuerzos de los tutsis por subyugarlos y a la vez aumentar su interés por diversificar dichos esfuerzos.

Los tutsis mejoraron la organización de su clan real, los Nyiginya, quienes llegaron a dominar todo el país con una casta militar y social que ya en el siglo XIX excluía a la mayoría de la etnia hutu. Fue a raíz de este dominio que se llegó a establecer claramente una estructura clasista que fue reforzada durante la colonización europea a partir del año 1897. Los belgas acomodaron a los Tutsis en un mayor nivel social y les otorgaron mejores puestos en la administración colonial, así institucionalizando las diferencias sociales. Mientras tanto, los twas recibieron relativamente un bien trato, ya que los tutsis los consideraban por encima de los hutus en la pirámide social. Llegó el momento en el que los belgas vieron que las reivindicaciones tutsis eran extremas, y comenzaron a apoyar a los hutus. Fue la iniciativa belga la que provocó la creación de varios partidos políticos, entre los cuales hubo uno de orientación anti-hutu y otro de orientación anti-tutsi. En el 1958 un grupo hutu redactó un manifiesto reclamando un cambio social que fue respondido desde la corte real con expresiones resaltando que los reyes tutsi conquistaron el país de los hutu, mataron a sus reyes y los sometieron a la servidumbre. Por tales hechos, indicaron que los hutu no podían reclamar derechos al reparto del patrimonio común.

                El 11 de febrero del 1959, en una zona ya colonizada por europeos que trajeron consigo el evangelio cristiano, el obispo Perraudin expresó en una carta pastoral que “las instituciones que consagren un régimen de privilegios, favoritismo, proteccionismo, bien sea para los individuos o para los grupos sociales, no son conformes a la moral cristiana”. Los hutu, que eran en su mayoría católicos (worldnews.about.com), se motivaron a socavar el poder de los tutsi para llegar a una distribución más justa de la riqueza. El 1 de noviembre de 1959 ocurrió un incidente entre jóvenes tutsi y uno de los líderes hutu que llevó a la quema de propiedades tutsi y el asesinato de varios de sus propietarios (Medina 2006). En esos años se levantó un esfuerzo hutu que dio muerte a alrededor de 20,000 tutsi. Nuevas milicias tutsi que pretendían acabar con el movimiento revolucionario también fueron formadas. El 31 de mayo de 1961 la ONU proclamó una amnistía tras comprobar que la mayoría hutu ya había exiliado a algunos 150,000 tutsi. En ese mismo año Ruanda se independiza de Bélgica. La ONU entonces exige la organización de un referéndum cuyos resultados fueron un 80% del NO a la continuidad de la monarquía tutsi. Los gobernantes aceptaron la Republica y miles de tutsi en contra de la cede de poder a los hutu exiliaron.

Según Bridget Johnson en su artículo “Una historia de conflicto hutu-tutsi”, elecciones fueron llevadas a cabo en mayo 1965, pero a pesar de la fuerte gana hutu, el rey nombró a un primer ministro tutsi. De aquí se levantó un intento de golpe de estado por los hutus que fue sofocado en la capital, pero provocó más violencia en el campo. No fue hasta el 1972 que los hutu se unieron en una rebelión que dio muerte a casi 1,200, entre ellos, hutus que se negaron a unir al esfuerzo. Ante esto, el presidente tutsi respondió al declarar una ley marcial que comenzó el genocidio de los hutu. Cabe subrayar la estrategia utilizada, ya que atacaron primeramente al sector educativo. Maestros fueron secuestrados y estudiantes atacados. De ahí partieron a la matanza de lo que llegó a ser en ese año un 5% de la población hutu.

No fue hasta el 1993 que los hutu pudieron ser representados desde la presidencia de la República mediante elecciones. Sin embargo, Ndadaye, su nuevo Presidente, fue asesinado poco después. Esto llevó al asesinato de unos 25,000 civiles tutsis por venganza, lo que a su vez provocó la retaliación que sumó entre ambas partes a más de 50,000 muertes. En abril 1994 el presidente de Burundi, un hutu, y el presidente de Ruanda, hutu también, murieron cuando su avión fue derribado. Luego de este suceso comenzó el exterminio organizado de los tutsis por los hutu.

MAPA DE RWANDA. COLLAGE DE FOTOS monografias.com

Según la ONU, la guerra civil hutu-tutsi cobró las vidas de más de 300,000 personas (elmundo.es). Mujeres tutsi sufrieron brutalmente de violencia sexual durante el genocidio del 1994. La inmensa agresión descargada sobre los tutsi puede ser un reflejo de siglos de vivir bajo ataque. Desde la llegada de los tutsi a la zona, los hutus se vieron amenazados constantemente por intentos de subyugo y opresión. Se puede levantar una serie de interrogantes para la comprensión de una historia de interacción agresiva: ¿Por qué los tutsi quisieron subyugar a los hutu? ¿Por qué los hutu, siendo mayoría, no se defendieron eficazmente desde las primeras muestras de agresión? ¿Por qué los hutu no quisieron subyugar de primera instancia a los tutsi?

En un intento por teorizar acerca de los motivos de los tutsi por subyugar a los hutu, podemos identificar varios conceptos que se pueden relacionar a los sucesos. El etnocentrismo es una práctica vinculada a la creencia de que la etnia propia y las prácticas culturales son superiores a los comportamientos de otros grupos (www.definicion.de). Puede que los tutsi hubieran manifestado un etnocentrismo desde los comienzos de su llegada a la zona, considerando la cultura hutu inferior. La eficiencia con la cual organizaron sistemas militares y estructuras sociales pudo haber reforzado su sentido de superioridad. También se puede buscar una posible razón para los motivos de subyugo en sus raíces. Uganda, nación de origen de los tutsi, es reconocida por ser cuna también de varias razas de ganado utilizado para carnes, leche y trabajo. Los tutsi se especializaban en la cría de bueyes que se utilizaban para la ejecución de diversos trabajos. Podemos hacer una conexión entre algunas de las prácticas relacionadas a trabajar con bueyes y la forma en que los tutsi actuaron con respecto a los hutu. Al buey, para el arrastre de equipos utilizados para trabajar la tierra, se le pone un yugo, el cual es sujetado y dirigido por el amo. Para que un macho bovino se transforme en buey se requiere de su castración después de la pubertad (Wikipedia.com). Partiendo de la premisa de que los tutsi llegaron a Ruanda orientados ya hacia las técnicas aplicadas con el ganado, cabe considerar que su actitud social con respecto a la convivencia podía estar predispuesta hacia un intento de subyugo y dominio. Puede que consideraran que para el funcionamiento eficiente de la comunidad, debía haber un grupo castrado y por ende “preparado” para trabajar la tierra. Cuando llegaron a Ruanda, convivieron también con los twas, pero éstos se dedicaban a la caza. Ya que los hutu se dedicaban a las labores agrícolas, puede que los tutsi los hayan identificado específicamente como los bueyes de la comunidad. ¿Por qué no se sintieron amenazados ante la diferencia de proporción hutu-tutsi? Los tutsi pudieron haber observado cómo los bueyes se sometían, trabajaban y producían sin resistencia luego de ser castrados. Esto pudiera dar un indicio acerca de los motivos detrás de la castración de los príncipes hutu al comienzo de los esfuerzos dominantes tutsi.

Pero, tras tantos años de intentar “castrar y subyugar” a los hutu, ¿por qué no se defendieron con un esfuerzo colectivo hasta finales del siglo XX? Tal vez la teoría de intercambio social pudiera aplicarse. Lo que los tutsi traían como aportación social, los bueyes, tenía gran valor ante la realidad funcional de los hutus. Más ganado significaba, además de más carne y más leche, más ayuda para la realización de las tareas agrícolas. Los conflictos entre ambos grupos tardaron cientos de años en dar pie, tiempo suficiente para que los hutu incorporaran las aportaciones de los tutsi a su obra y, posiblemente, llegaran a verlos como necesarios para la ejecución del trabajo. Dicho trabajo era la producción de alimentos y por ende, esencial para la subsistencia local, lo cual le pudiera dar más peso aún a una actitud abierta y pacifica con respecto a los tutsi.

Con todo, la historia nos muestra que los hutu llegaron primero a la zona y se establecieron, pudiendo alimentar sin problema a la comunidad entera. ¿Por qué no intentaron subyugar a los tutsi? Puede que la templanza natural de las plantas con las que estaban en contacto constante ejerciera una influencia pacifica sobre los hutu. Puede que a la vez, la intensidad de las labores físicas características de la agricultura los agotara y les permitieran, de esa forma, canalizar toda agresividad. Martin Baro, en su discurso sobre el carácter social como dato biológico, postula que “aquellas sociedades o grupos sociales que más estimulen la agresividad y menos posibilidades ofrezcan para su desahogo verán florecer con más frecuencia fenómenos como el del terrorismo” (Baro pag. 58). Para efectos de este análisis, relacionemos el terrorismo con actos violentos que son fruto de sociedades que no ofrecen desahogo para la agresividad. La historia relata que los hutu llegaron a Ruanda y convivieron en paz con los twas, en ningún momento relata que los hutu intentaron agredirlos ni dominarlos. Parecía ser una sociedad que, de por sí, poco estimulaba la agresividad. Como quiera, parece que la forma de vida y cultura hutu, por medio de las labores extenuantes de la agricultura, ofrecía como cotidiana la posibilidad de desahogo de cualquier agresividad que pudiera florecer del diario vivir. También puede que la apertura de los twas a una convivencia cómoda les hiciera establecer una actitud similar ante la llegada de cualquier otro extranjero.

El fundamento pacífico de la actitud hutu colmó su fin tras años continuos de intentos opresivos, hasta que utilizaron sus números para vengarse. ¿Qué pudo haberlos llevado a liberarse? Se puede mirar que a finales del siglo XIX llegaron los europeos a colonizar la zona. Trajeron consigo el evangelio cristiano con todas las historias bíblicas, de las cuales podemos destacar en este análisis la historia de la liberación del pueblo hebreo ante la esclavitud en Egipto. Hay varias similitudes que ocurrieron a través del proceso de liberación de ambos pueblos, entre las cuales destacaremos específicamente el asunto de proporción poblacional y la opresión. Los hutu, al igual que los hebreos, eran muchísimo más en cantidad con respecto a los tutsi y los egipcios, respectivamente. La historia en el libro de Génesis de la Biblia relata cómo los egipcios se sintieron amenazados ante la inmensa cantidad de los hebreos y, por tal razón, decidieron someterlos a la esclavitud. Los hutu, al escuchar las enseñanzas de sus colonizadores europeos, pudieron haberse identificado en gran manera con el pueblo hebreo. Como en muchos casos de colonización, el colonizado llega a querer ser como su colonizador. El colonizado llega a querer creer en lo que su colonizador cree, vestir y actuar de la misma forma. Se pudieron haber motivado al creer en la forma milagrosa en que “Dios” liberó “su” pueblo con mano dura del yugo opresivo.

Por medio de un análisis del desglose de los hechos históricos que fundamentan los sucesos del genocidio en Ruanda del 1994, podemos intentar entender las motivaciones de las partes involucradas. Dichos hechos muestran una historia dialéctica entre dos grupos cuya interacción, por su mayor parte, fue conflictiva. La lucha de clases que nació en la zona mostró un deseo de dominio por una parte minoría y un deseo de supervivencia por el grupo representativo de la mayoría de la población. Tras siglos de opresión, el grupo oprimido puso en manifiesto su deseo de supervivencia.

Referencias:

-Hotel Rwanda, película 2004

http://es.wikipedia.org/wiki/Buey, recuperado el 29 de abril de 2011

http://definicion.de/etnocentrismo/, recuperado el 29 de abril de 2011

-Johnson, Bridget. ¿Por qué hay conflicto entre hutus y tutsis? Worldnews.about.com. Recuperado el 20 de abril de 2011.

-Johnson, Bridget. Una historia de conflicto hutus-tutsi. Worldnews.about.com. Recuperado el 20 de abril 2011.

-Martin Baro, Ignacio. Acción e ideología, psicología social desde Centroamérica. 1985

-Quiles, Raquel. Hutus contra tutsis. Elmundo.es. Recuperado el 20 de abril de 2011.

-Santa Biblia

-Sordo Medina, Jesus. El genocidio de Ruana. Revista Antropológica Homo Homini Sacra Res, http://www.homohominisacrares.net/sec/historia/rwanda/ruanda1.htm, Recuperado el 20 de abril 2011

-The Ghosts of Ruanda, pelicula, Frontline, PBS 2004. Fuente: YouTube.com, recuperado el 29 de abril de 2011