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Como gente apasionada por Dios, queremos encontrar “la forma” de acercarnos más a Él. Queremos pasar tiempo en Su presencia porque hemos visto que es ahí donde recibimos instrucciones respecto a Su plan personal con nosotros, sanidad de nuestras heridas físicas y del corazón, y libertad de rencores, ataduras y pecado. La Palabra nos da muchísimas estrategias para poder ser más eficientes en nuestros esfuerzos por adorarle y agradarle. Jehová es un Dios de orden y establece Su orden en todo lo que hace.

“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en Espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.” –Juan 4:23

La visión de Isaías nos enseña cómo los ángeles adoran a Dios

Observemos la forma en que los ángeles adoran a Dios, para aprender de quienes lo acompañan directamente y establecieron el modelo de adoración celestial. Isaías nos narra que él ve “al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y la orla de su manto llenaba el templo. Por encima de Él había serafines; cada uno tenía seis alas: con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, Santo, Santo, es el SEÑOR de los ejércitos, llena está toda la tierra de su gloria” (Isaías 6:1-3). Hay mensajes implícitos en cada elemento de esta visión.

  1. El Señor sentado sobre un trono alto y sublime: Dios es excelso, su trono es elevado sobre los tronos del mundo. El domina y controla todas las cosas, por lo cual es digno de adorar. El trono es símbolo de reino, por lo cual nos debemos someter a Él y a sus leyes. Pero en Hebreos 4:16 podemos ver que también es un trono de gracia donde abunda la misericordia, al cual nos podemos y debemos acercar.
  2. La orla de su manto llenaba el templo: En algunas versiones bíblicas se refiere a las faldas de su manto. Encontré en el Comentario Bíblico Mathew Henry que Isaías hablaba de la shekinah de Dios, el humo de su presencia. El espesor de Su presencia es lo que caracteriza Su gloria cuando desciende. Esta es la meta de nuestra adoración. Los milagros y los comunicados de Dios ocurren en medio de Su gloria.
  3. Dios estaba rodeado de serafines: el vocablo serafines se deriva del verbo saraph, que significa arder o quemar. Los serafines ardían en amor por Dios, por eso le adoraban y querían servirle. Actitud #1 del adorador: arder en amor por Dios.
  4. 2 alas que cubrían los rostros de los serafines: Estos ángeles se tapaban el rostro en reverencia a Dios, para no mirar su gloria directamente. La santidad del Señor es de tal intensidad que confronta, quebranta y hasta destruye todo pecado que se le presente delante. Actitud #2 del adorador: Reverencia delante del Rey de Gloria.
  5. 2 alas que cubrían los pies de los serafines: Se tapaban los pies para no descubrir sus cuerpos delante de Dios, esto por modestia. Debemos reconocer que el Señor puede hasta usar las piedras para hacer Su voluntad (Lucas 19:40). Actitud #3 del adorador: Debemos ser siempre humildes
  6. 2 alas con las cuales volaban: los ángeles volaban rápido a cumplir los encargos de Dios. Actitud #4 del adorador: Ser diligentes en hacer la voluntad de Dios con gozo y sin demora

Los serafines daban voces el uno al otro diciendo “Santo, Santo, Santo”. En hebreo, repetir algo 3 veces significa que es en superlativo. La santidad de Dios es inmensa. Acercarnos al Señor requiere arder en amor por El, requiere reverencia ante su santidad, humildad ante su infinito poder y diligencia ante su perfecta voluntad.