despair

¿Quién es tu opresor? Todos tenemos por lo menos uno. Sea nuestro pasado, sea una situación económica o en el trabajo, un problema familiar, una condición de salud o las críticas de alguna persona determinada a hacernos la vida imposible, todos tenemos nuestro opresor.

El primer capítulo de Éxodo nos describe cómo el pueblo de Israel fue puesto como esclavo de los egipcios. Dice el relato que el rey de Egipto le dijo a su pueblo:

“He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros. Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se multiplique, y acontezca que viniendo guerra, él también se una a nuestros enemigos y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra.” –Éxodo 1:9-10

Este pasaje nos contesta una pregunta fundamental: ¿Por qué somos oprimidos?

Tal vez ni tú mism@ lo veas así, pero en el mundo espiritual desde donde se inician los procesos, eres visto como mayor y más fuerte que tu opresor. Eres visto como una amenaza para él.

Ahora observemos la filosofía del opresor:

“seamos sabios para con él, para que no se multiplique… …Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje” –Éxodo 1:10-11

La misión de tu opresor: detener tu multiplicación, detener tu crecimiento personal y detener la bendición sobre tus generaciones.

La estrategia de tu opresor: ponerte cargas molestosas que no te corresponden.

Afortunadamente, Dios no ve tu opresión de la misma manera que tu opresor:

“Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel.” -Éxodo 1:12

El Potencial de la Opresión

La opresión nos obliga a salirnos de nuestra zona de confort. Nos crea la necesidad de esforzarnos más, de pensar más; nos obliga a ser más creativos en nuestro esfuerzo por salir adelante. Es en este mayor esfuerzo que nos desempeñamos como nunca pensamos poderlo hacer. De repente descubrimos que podemos tolerar niveles más altos de presión; descubrimos que no somos tan débiles como pensábamos.

Bajo la opresión nos vemos en la necesidad de intentar lo que nunca hemos intentado, pues ya se nos han agotado las demás opciones. Pero es al lanzarnos hacia lo desconocido que descubrimos dones, talentos, intereses y pasiones que jamás habíamos visto en nosotros mismos. Es en medio de nuestro esfuerzo por superarnos que descubrimos nuestro verdadero propósito, pues somos como la aceituna: el aceite no sale hasta que se exprima.

La opresión nos crea la necesidad de orar más, de buscar más respuestas… de leer más la palabra de Dios. Es que, cuando experimentamos un poco de quebranto, un poco de desespero, nuestra manera de buscar a Dios es transformada. De momento clamamos a Él de todo corazón, con todo el alma, con todas nuestras fuerzas… y es ahí, en nuestro reconocimiento de que Dios es Poderoso para salvarnos, que se activa la fe verdadera. La fe que mueve montañas.

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” –Hebreos 11:6

Y es que Dios recompensa a quienes le buscan con verdadera fe.

De momento, las puertas que nadie podía abrir, son abiertas delante de nuestros ojos. Los recursos que nadie nos podía conseguir, de repente caen en nuestras manos como maná  del cielo. Las conversaciones más imposibles se dan, trayendo sanidad a las más importantes relaciones.

De momento hay nuevas posibilidades, horizontes más amplios, familias más grandes y oportunidades para más.

Renueva hoy tu entendimiento:

Si te encuentras en medio de una situación opresiva, anímate porque solo significa que es tiempo de multiplicarte y crecer. Salir de la opresión, ¿cuesta? Claro que cuesta. La opresión está diseñada específicamente para dejarte entre dos alternativas: morir oprimido, o lanzarte hacia retos mayores y arriesgarte a vivir. ¿Qué escogerás?