re encuentro con tu pasado

Tal vez para la mayoría de nosotros, pedir perdón es mucho más fácil que perdonar. Sé de personas que llevan toda la vida cargando el peso del rencor en sus corazones y sobre sus hombros, sin poder o sin querer perdonar a alguien que en algún momento les lastimó.

Reconocemos que hay situaciones que no son fáciles de perdonar. Si me duele tanto, ¿cómo lo hago? ¿Cómo nos afecta la falta de perdón, a nosotros y a quienes no perdonamos?

Veamos el ejemplo de José. El capítulo 37 de Génesis comienza a narrarnos la historia de este joven, quien fue vendido como esclavo por sus hermanos. Por la envidia que le tenían, lo vendieron y José fue llevado a Egipto a servirle a un amo. Era solo un adolescente en aquel momento. Su papá lo amaba, así que en vez de confesar lo que hicieron, los hermanos le dijeron que una bestia había devorado a su hijo en el campo.

Pasaron años y José vivió como esclavo. Luego fue tentado por la mujer de su amo, y por resistirle, ésta lo acusó falsamente de haberla deshonrado. Por las acusaciones, José fue llevado a la prisión. Pasó años en la prisión, por algo que no hizo, en un lugar donde nunca debió haber estado, porque José no nació como esclavo. José debió haber continuado en la libertad y en la plenitud de vivir con su familia.

Pero no. Se le robó su juventud. Yo me imagino sus noches en la cárcel. Probablemente yo hubiera recordado a esos hermanos; probablemente yo hubiera planificado mi venganza.

Sin embargo, Dios estaba con él. Narra el capítulo 41 de Génesis que José le interpreta un sueño al Rey de Egipto, con tanta precisión, que el Rey decide ponerlo como gobernador en Egipto. Dios estaba con José mientras él administraba los recursos de la nación de forma tal que mientras los demás pueblos pasaban hambre, en Egipto había alimento para vender.

Y en ese momento, Dios coordinó un re-encuentro con sus hermanos. Los mismos hermanos que lo habían vendido como esclavo, ahora tenían que venir a Egipto a comprar alimento.

Adivina quién los atendió: el hermanito que vendieron.

A través de este ejemplo, la Biblia nos demuestra el modelo del perdón:

Los hermanos de José no lo reconocieron, pues habían pasado tantos años… y además, no les hubiera cabido en sus mentes que el joven que vendieron como esclavo podría llegar a ser gobernador en Egipto. José los dejó en su ignorancia por un tiempo, pero el momento en el que José les deja saber a sus hermanos su verdadera identidad, les dijo:

“Yo soy José. ¿Vive mi padre todavía?

Ellos estaban tan asustados de estar delante de él, que no podían contestarle. Pero José les dijo: Por favor, acérquense a mí.

Cuando ellos se acercaron, él les dijo: Yo soy su hermano José, el que ustedes vendieron a Egipto; pero, por favor, no se aflijan ni se enojen con ustedes mismos por haberme vendido, pues Dios me mandó antes que a ustedes para salvar vidas.” -Génesis 45:3-5

¿Cómo fue que José pudo perdonar algo así? La mayoría de nosotros veríamos estos sucesos como imperdonables. Pero Dios no ve las cosas como nosotros, y le dio a José una Perspectiva que Perdona, analizando en 2 dimensiones:

  1. Dimensión almática (emocional): José logró conectar sus emociones con el amor en su recuerdo.

Notemos que lo primero que José les dice es “¿Vive mi padre todavía?”. Nosotros tendemos a generalizar las temporadas de nuestras vidas en las que tuvimos alguna experiencia traumática. Por ejemplo, si durante la escuela intermedia había un joven que me molestaba y me hacía pasar vergüenzas frente a mis compañeros de clase, podría llegar a creer que toda esa época de escuela intermedia fue horrible. Pero posiblemente no fue completamente horrible. Posiblemente tuve un buen amigo. Posiblemente pasaba tiempos agradables con algún familiar. José pudo haber generalizado toda su juventud como horrible porque tuvo varias experiencias traumatizantes, pero no lo hizo. Él se aferró a los recuerdos positivos: las experiencias que tuvo con su papá, quien lo amaba. José supo separar las experiencias desastrosas con sus hermanos, de las demás experiencias agradables de su juventud. Nosotros mismos decidimos los recuerdos a los que nos vamos a aferrar.

2. Dimensión espiritual: José logró conectarse con los propósitos de Dios para salvar a su familia.

Perspectiva que perdona: mirar las cosas a través de los ojos de Dios. Ver que en todo, Dios tiene propósito de salvar. Lo que necesitamos reconocer es que Dios ejecuta sus planes a través de gente frágil y herida, como tú y como yo. Dios pone en nuestras manos, Su Juicio. Dios nos ha hablado del carácter de Su Jucio a través de Jesucristo, quien murió por nosotros, sin nosotros haberlo merecido, habiéndole nosotros fallado tantas veces. Ejecutemos juicio con la misma gracia que nosotros mismos necesitamos. 

En nuestras manos está el poder para edificar, y el poder para destruir. Nuestra manera de ver las oportunidades es lo que hace la diferencia. José pudo ver que Dios puso en sus manos el poder para vengarse de sus hermanos. Tremenda oportunidad. Pero lo vio como un chance para bendecir y colaborar con Dios en Su Plan de Salvación. Para lograr esto, ¿qué tenía que hacer? Perdonar. Poner su orgullo a un lado y sustituirlo con el deseo de restaurar su vida y su familia.

¿Cuál fue el Producto del Perdón?

José les continuó diciendo a sus hermanos:

“Ya van dos años de hambre en el país, y todavía durante cinco años más no se cosechará nada, aunque se siembre. Pero Dios me envió antes que a ustedes para hacer que les queden descendientes sobre la tierra, y para salvarles la vida de una manera extraordinaria.” -Gen 45:6-7

José les habla de un tiempo en el que “no se cosechará nada, aunque se siembre”. Se refiere a la escasez de alimento, pero también representa la escasez emocional y espiritual que sufren aquellos que carecen de perdón. Si mantienes el rencor en tu corazón, podrás disfrutar muy poco de las relaciones y actividades nuevas que lleguen a tu vida. No solamente lo sufres tú, sino también la gente que te rodea, porque tu corazón estará escaso de amor si está comprometido con el rencor. Espiritualmente esto también tiene un gran efecto. Si mantienes el rencor en tu corazón, no importa cuánto vayas a la iglesia, los cielos se mantienen cerrados sobre ti. Sentirás un vacío espiritual porque carecerás incluso del perdón de Dios:

“pero si no perdonan a otros, tampoco su Padre les perdonará a ustedes sus pecados.” –Mateo 6:15

José los perdonó “para salvarles la vida de una manera extraordinaria”. Se salvó a si mismo al liberar el rencor de su corazón, y salvó a sus hermanos al librarlos de la prisión de sus cargos de consciencia.

El Re-Encuentro con tu Pasado

Hay veces que Dios provoca que te re-encuentres con tu pasado para darte la oportunidad de descargar el peso que cargas, el peso de tu rencor. Dios quiere que seas libre ya, y que puedas liberar a quienes te han ofendido. Decide hoy construir. Decide hoy ponerle fin al ciclo destructivo. Construye tu vida al perdonar. Ayuda a otros a edificar sus vidas nuevamente al liberarlos de tu rencor. ¿Es difícil? Claro, fue difícil para José también. En varias ocasiones simplemente tuvo que llorar. Pero con la perspectiva correcta, la perspectiva de Dios, puedes salvar tu vida y las de muchos más.

Yo perdono, vivo, y traigo vida.