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“Y le era necesario pasar por Samaria.” -Juan 4:4

¿Qué representa Samaria? Cuando se estableció el Imperio Babilónico, los judíos fueron tomados cautivos y hechos ciudadanos del imperio. Cuando se llevaron a los judíos, en Samaria hubo un remanente que se quedó atrás. Estos que se quedaron atrás, intentando sobrevivir como pueblo, se unieron a la gente de las naciones cercanas, adoptando sus costumbres y en cierto modo alterando la cultura y las prácticas religiosas que identificaban sus raíces judías.

Por esto, los judíos despreciaban a los samaritanos.

Pero es necesario pasar por estas áreas. Jesús pasó por Samaria, lugar que los judíos ya habían descartado. Cristo habló ahí con una mujer, le presentó Su Salvación y esta mujer a su vez le presentó el Salvador a la gente de su pueblo. Un pueblo descartado, fue restaurado por Jesucristo.

Así también hay áreas en tu vida que has descartado. Quizás como los samaritanos, sufriste algún evento traumático que te dejó en soledad e intentando reconstruirte, cometiste algunos errores. Tal vez esa parte de tu vida te ha frustrado y ya no la quieres mirar más. Pero esa área de tu vida, sigue siendo parte de tu vida. El hecho de que no la quieras mirar, no significa que ha sido borrada de tu historia. Por más que lo intentes tapar, no puedes negar que la carga se ha vuelto pesada.

Solo hace falta un Encuentro con el Salvador:
Esta mujer necesitaba salvación. Había intentado muchas veces saciar la sed de su alma, pero no lo había logrado. Jesús le ofreció agua viva y cuando ella aceptó Su oferta, Jesús le dijo:

“Ve, llama a tu marido, y ven acá.
Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.
Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.” -Juan 4:16-19

Luego de este encuentro divino, esta mujer se convirtió en la pieza instrumental para que un pueblo fuera reconciliado con el Padre.

Tengamos algo claro: no hay mayor satisfacción, que devolverle la esperanza a una vida. Fuimos creados para dar gloria a Dios, y nuestro máximo potencial es cumplido en la medida en que nos conectamos con los propósitos de nuestro Creador.

Pero antes de usarte para traer vida y esperanza a esta tierra, a Dios le interesa sanarte. Te es necesario pasar por Samaria. Te es necesario pasar por esa área de tu vida que posiblemente ya has dado por perdida. Como la mujer samaritana, Jesús hoy está señalando esa área de tu historia que no has podido superar. Dios quiere que vayas a Él con ese asunto en tus manos, para que se lo entregues y que Él pueda resolverlo.

Confrontar esa área, ¿dolerá? Es común tener que abrir la herida para poder aplicarle la medicina. Cuando la mujer samaritana le dijo a Cristo “no tengo marido”, le sirvió como una confesión de su condición.

Abre tu boca hoy delante de Dios y confiesa tu condición al único que puede perdonar multitud de errores, sin importar tu trayectoria.

Hay libertad disponible para ti.

Que tus errores no descarten tu adoración. Por lo contrario, adora al Santo, al Señor Jesucristo, y el Santo te santificará: te perdonará, quitará el pecado de ti y todas tus frustraciones, te redimirá y te justificará.

Te es necesario hoy, porque hoy el Santo está disponible para sanarte y Él quiere sacar del camino todo lo que pueda estorbar el cumplimiento de tu máximo potencial en Dios.