Eran las diez y treinta y tres de la noche cuando llegaba a mi casa. Camino entre las sombras mientras suelto mis llaves en la gaveta de la cocina. Aquel domingo había una paz que se recreaba en el silencio de la noche mientras entraba a mi oscura habitación. Por poco brinco cuando prendo la luz del techo y encuentro en mi cama la imagen tenebrosa de un animal negro, peludo, con largas y amenazantes garras. Dejé escapar un suspiro al ver sus colmillos y al realizar que era mi gato, Kalúa, bostezando al despertar de un sueño profundo. No pude resistir recordar al hombre- lobo que había acabado de ver en la pantalla grande del cine de Ponce. Volví a mirar a mi soñoliento gatito y con su mirada clavada en la mía, “la bestia” dije en voz alta. Tuve que reír.
¿Cómo un hombre común se convierte en un monstruo peludo? Su mirada cambia a una de coraje y dolor, su manos crecen mientras sus uñas se convierten en garras como navajas, sus zapatos se rompen al crecer sus pies y piernas hasta parecer patas de una verdadera bestia, sus bellos aumentan hasta cubrir su cuerpo entero y sus colmillos llegan a ser los ideales para un predador. “Todos los elementos clásicos de una película de terror tradicional más los beneficios de los adelantos tecnológicos en la cinematografía moderna”, comentábamos anoche mis amigos y yo luego de ver “The Wolfman” en el cine de Ponce. El filme entero parece estar dentro de una neblina, y en medio del frío y la humedad se desarrolla la historia de un hombre que, indagando sobre la muerte repentina de su hermano, se enreda en una maldición que lo lleva a cazar descontroladamente a la luz de la luna llena. El protagonista se encuentra en un dilema fatal: vivir y entregarse al poder de la bestia, dejarla correr libre con la luna llena y aceptar la destrucción de todo lo que le rodea, o, ser liberado de su maldición. En cualquier opción, la muerte es el tema principal. Como es de esperarse en producciones Hollywood, hay una historia de amor que se desarrolla en la trama. Este amor le brinda al protagonista una razón para luchar por dominarse y vivir, pero también le provee su única manera de escapar de su maldición, ya que ella es la única a la cual la bestia se podría entregar. La trama pesada y las escenas morbosas de cómo un hombre- lobo devora sus víctimas hacen que esta película de miedo realmente te haga ambos hundirte en la butaca como brincar y gritar del susto.