Cerradas las llaves de la represa
y tensa esta carga que ya pesa,
con suspiros y búsquedas alrededor
un escape anhela este humilde danzador.
Con un alivio al corazón
me encienden la melodía
con tristeza un bolero pesado
del trovador y su poesía.
Y puede este río domado
imaginarse por un instante,
y créeme que he clamado,
para fluir hasta alcanzarte.
Y con tanto para tomar
quiero chocar contigo y danzar
y al mezclarnos saciar
la sed por la pasión que me asedia.
Te he buscado
y derribar he deseado
esta montaña que se interpone
por días como años he callado.
He gritado en silencio
ansiando salirme del cauce
y con un mínimo esfuerzo
girar y abrazarte.
Dos ríos de agua caramelo
dominados por la mansedumbre y el sosiego
encontrados en tierra seca y dura
sin descanso en piedra fría y ruda.
Donde nadie nos entiende
sigues sin ver mi mano que se extiende
para que corras libre a mi lado
cuando quieras, abrazados.
Avanzar hacia el mar o hacia el cielo
cual sea primero, no lo pienso
te lo he escondido y estoy cansado
te quiero ya aquí a mi lado.
Ven.
por Héctor Millán