Y de todos los momentos,
¿Cuál será el mío?
Sólo con hombres perversos,
expulsas tus denegados suspiros.
/
No habrá pretexto,
que me permita comprender.
Cualificado a estéril universo,
en eterna ignorancia permanecer.
/
Dicen de los pesimistas,
abatiendo en profundas oscuridades.
Pero no hablan de los superficiales,
encerrados en fantasías y mentira.
/
Mar repleto, compuesto e iluso,
llevando a las masas sin complicaciones.
Terminando así con los corazones,
de los que somos llamados diminutos.
/
Entiendo las diferencias y variedades,
pero no merecemos los instantes?
Sí, les hablo de oportunidades,
las que privan con facilidad triunfante.
/
Matando, colgando de mis brazos,
atado a las crueles incapacidades.
Forzadas por ajenos mantos,
gracias a ustedes, queridos.
/
La educación llega a alimentarlos,
junto a las barbaridades de la propaganda.
Si había esperanza, ahora llanto,
contemplando mundos, ahora falsos.
/
Nadie habla de esto, no tiene caso,
tocar puntos extintos y psicóticos.
Cualquiera es loco si demuestra desafío,
a una sociedad carente del suspiro.
/
Después de tal vómito de palabras,
continúo asombrado, deslumbrado.
Cómo nadie se sienta a mi lado,
a compartir todas mis alabanzas.
/
Claro, como del amor no se ha hablado,
el interés se hace ambiguo.
Pero les dejo saber mi propósito con esto,
me la pelan y que sean infelices.
-Sergio Hernández Velázquez