Discutíamos el suicidio como posible desenlace de trastornos relacionados a estados de ánimo en la clase de psicopatología. El Prof. Gandía comentaba sobre cómo había analizado en años anteriores los efectos psicosociales del creciente nivel de desempleo en Puerto Rico y la relación que guardaba con incidencias de suicidio. Su análisis resultó ser muy coherente. Según www.tendenciaspr.com, la incidencia de suicidios en Puerto Rico aumentó significativamente desde el 2007 hasta el 2009, a la vez que la tasa de desempleo incrementara en los mismos años. La definición de nuestro estado de ánimo se encuentra en un influjo entre los factores externos y las actitudes que asumamos ante ellos, pero los fundamentos de dichas actitudes no son recién nacidos, sino se han ido formando socialmente hace siglos. Aclaremos el concepto actitud: según www.wordreference.com,  actitudes son nuestras disposiciones de ánimo, pero la raíz etimológica del término germinó  por semillas de italianos que lo utilizaron para describir las posturas y los significados de las mismas para sus esculturas; describe la postura corporal en la que se materializa y expresa la postura del espíritu. ¿Qué posturas asumimos los puertorriqueños con respecto a temas concernientes a nuestro desarrollo como país?

¿Un pueblo unido?

Vivir cuesta y la canción de la inflación cada día se toca a un tempo más acelerado. Mientras petróleo sea el único sinónimo de energía y países como China ofrezcan costos de producción más bajos,  la poca industria que continúa operando en Puerto Rico administrará su nómina para luchar por su subsistencia. La yuca de aquí es más cara que la extranjera y nos está resultando más fácil cultivar y exportar el reggaetón. Pero, ¿hasta cuándo? ¡Cuán conveniente sería una ley que proteja y promueva el consumo del producto local en cuanto a los precios de la competencia! ¿Pudiéramos legislarla si quisiéramos? Ejemplo #1 de actitudes sociales contradictorias a nuestras necesidades: fidelidad al concepto del libre comercio. La frase carga en sí una paradoja: nuestra fidelidad no es con lo nuestro, sino con quien pueda proveernos el producto más barato, sin importar si lo nuestro se queda sin vender. El ahorro es importante, pero es necesario invertir en las empresas locales que nos generan empleos (agro empresas nos dan de comer dos veces). Entre los numerosos retos que confrontan nuestros agricultores, cabe resaltar que como sociedad le hemos perdido el amor a trabajar la tierra (¡en tierra tan fértil!). ¿Será que pensamos que la cosecha todavía se trabaja exclusivamente con  machete, pico y pala? ¿Y qué de los hidropónicos y las maquinarias modernas? Ejemplo #2 de actitudes sociales contradictorias a nuestras necesidades: preferencia por la siembra de cemento en vez de frutas y vegetales. ¿Nos estamos encaminando hacia la auto-sustentabilidad?

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En tiempos de escasa oportunidad laboral, parecería prudente emprender estudios profesionales con mayor determinación. Supongamos, optimistamente, que nuestros orientadores escolares están haciendo su trabajo eficazmente y les están proporcionando al futuro de nuestra nación las pruebas vocacionales necesarias para que salgan de la escuela sabiendo a lo que se quieren dedicar. ¿La juventud estaría presta a escuchar la orientación? Ardua la tarea de educar, más aún cuando nuestros adolescentes reciben tantos mensajes contradictorios. Mientras más trabajan los padres, menos tiempo tienen para sencillamente hablar con sus hijos, escucharlos, atender sus muchas dudas que nacen del abrir los ojos ante un mundo difícil y una vida imposible de comprender plenamente. A la vez, muchos sienten que son cargas económicas en sus hogares, lo cual provoca un mayor distanciamiento. Parecería paradójico que el remedio casero moderno ante este mal sea la compra de un “PSP” como regalo o un “smart phone”; ni modo que estarán entreteniéndose, o escapando, en mundos virtuales o tomándose videos con los celulares mientras utilizan las escuelas como escenario para filmar pornografía infantil. Aprovechamiento académico actual, ¿esto es lo que los norteamericanos llamarían higher learning? Ejemplo #3 de actitudes sociales contradictorias a nuestras necesidades: el entretenimiento puede reemplazarlo todo. ¿Esto se pudiera estar influenciando a nivel macro? ¿El gobierno se ve entretenido constantemente en asuntos que poco benefician al pueblo?

El deseo de “progresar” que tanto nos impulsó en las últimas décadas ha chocado contra el muro de la recesión, tal vez con un propósito divino. ¿Qué se perdió por el camino? ¿Cuántas cosas esenciales e intangibles remplazamos con el dólar? ¿Cuándo fue que decidimos que un mensaje de texto es mejor que una conversación en vivo y a todo color? ¿Qué podrá hacernos parar para evaluar las necesidades reales de nuestra gente? ¿Vivir tiene que ser el andar individual de cada cual? No me parece que sea el amor de patria que tanto distingue internacionalmente al puertorriqueño, amor que nos une como pueblo a la hora de irnos de parranda en las navidades. ¿Nos ensuciaríamos las manos sembrando hoy lo que mañana realmente nos alimentará? ¿Pudiéramos hacer un esfuerzo mayor, no sólo por sobrevivir o vivir mejor, sino por tratar de motivar a quienes han perdido el ánimo para trabajar? Requerirá muchísimo detener el deterioro de nuestras condiciones de vida y probabilidades de desarrollo, requerirá cambiar nuestras acciones individualistas por unas de comunidad; acciones que beneficien el desarrollo del país, dándole de comer al pueblo, creando empleos y educando hacia la solidaridad con lo nuestro. Para eso, será necesario entender para poder cambiar nuestras actitudes. Cierro con un extracto del libro Acción e ideología: Psicología social desde Centroamérica, donde Ignacio Martin Baró analiza la elaboración de actitudes sociales.

“En la medida en que las personas son miembros de grupos sociales, no siempre ni en todos los casos las actitudes que los grupos transmiten y exigen a los individuos serán útiles para estos. La adaptación del individuo a su grupo puede suponer su alienación como persona autónoma. El caso es todavía más drástico cuando el mismo grupo se encuentra en un estado de sometimiento social, donde se le imponen opiniones y formas de comportamiento contrarias a sus intereses reales. El individuo que incorpora las actitudes correspondientes a esas opiniones y formas de comportamiento no sólo se está enajenando respecto a sí mismo, sino que se está alienando como miembro de su grupo social. Por consiguiente, las actitudes pueden suponer la incorporación de una contradicción en las estructuras psíquicas de la persona. La funcionalidad de esas actitudes no lo es para esa persona o su grupo, ya que no sirven a sus necesidades, sino para el grupo dominante que las impone, para aquellos que socialmente se benefician de ellas.”