En esta sociedad estamos acostumbrados a caminar en grupos. Nacemos y crecemos en compañía de familiares y amigos. La influencia del grupo es importante y tendemos a seguir la línea trazada por el medio ambiente. Seguir se define como caminar detrás de otro, en pos de una persona o cosa, ir en compañía de otro. A mí me impacta la facilidad que tenemos en esta sociedad para seguir la influencia que dicta el grupo, la moda, la facilidad de palabra para declarar que fulano es mi amigo, cuando acabo de conocerlo y todo lo que sé de esta persona es muchas veces sólo su apodo.
Para seguir un líder, primeramente procuro conocer su procedencia como tal. Como persona puede haber cometido errores pero sus frutos como líder me dicen hacia donde se dirige. Un caso de este tipo es el del apóstol Mateo. Como hombre nació llamándose Leví, se desenvolvía como cobrador de impuestos, por el lugar geográfico donde tenía su oficina o banca, era algo así como un cobrador de peaje todo aquél que llegaba o salía por el valle del Río Jordán. Como buen conocedor del negocio pagaba por anticipado impuestos al imperio romano, aprendía del valor de las mercancías y cobraba de acuerdo a su interés personal en enriquecerse. Este era un negocio muy lucrativo y nada justo para aquellos que tenían que pagar para pasar por allí.
Además de los comerciantes que se encontraban por aquel lugar, en aquel tiempo estaba Jesús pasando y haciendo todo tipo de milagros. La fama de Jesús lo precedía, mucha gente lo seguía y su fama crecía. Después de realizar varios milagros pasó frente a Mateo y lo saludó con una simple palabra, sígueme.
Como Mateo, tú y yo hemos cometido todo tipo de errores y como él recibimos la misma invitación. Mateo tomó la invitación en serio, ¿por qué? Mateo se encontraba cansado de su estilo de vida. La calidad de vida no se define por la cantidad de dinero, sino por la paz y el gozo con el que se vive cada minuto, hora y día. Para este hombre que parecía un jíbaro aguzao, uno que se lucra del que puede, aquél que paga al gobierno lo que le parece bajo la impresión de que “ladrón que roba a ladrón tiene mil años de perdón”. Este hombre necesitaba un oasis en medio de su vida. Un líder que le ofreciera aquello que aun él no sabía lo que era. En su espíritu había vacio, soledad, resequedad, necesidad de perdón y la oportunidad de hacer las cosas de manera diferente.
Mateo no lo pensó dos veces. Fue una conversión dramática, un cambio inmediato. El se encontraba harto de su estilo de vida, cansado de vivir en lo que la sociedad consideraba bueno y lejos de lo que realmente es lo mejor.
Fuimos creados para vivir de una forma diferente a la que nos hemos acostumbrados a tener. Nuestro espíritu clama por el agua de vida que sólo Jesús puede ofrecer. La invitación que recibió este pecador es la misma que recibimos nosotros hoy. Si piensas que tu estás bien como estás, que tu no le haces daño a nadie y que no necesitas de esta invitación, hoy vine a decirte que la oportunidad de tu vida ha llegado. Abre la puerta de tu corazón y recibe a Cristo como tu único y suficiente Salvador. Todos necesitamos de Él, y Él está esperando que aceptes. La Biblia dice, “busca a Dios mientras este pueda ser hallado”. Nunca sabemos si mañana habremos de ver el amanecer. Yo lo hice, y mi vida y la de los míos ha mejorado de bien a mejor. Bendiciones de lo Alto para ti y tu familia.
Nydia