Mi experiencia en las oficinas donde brindan servicios es la misma que la de muchos de ustedes. Las recepcionistas y las secretarias suelen ser poco asertivas y compasivas a las necesidades de los clientes. Me parece interesante una descripción del trabajo que hace Charles R. Swindoll de José, en el libro José, Un hombre de integridad y perdón.
Según Swindoll, y yo concurro, es poco lo que se escribe acerca de nuestro trabajo. Es poco lo que oímos acerca de la importancia de nuestra actividad laboral, pero esta es la que consume la mayor parte de nuestras energías cada semana. (Yo me atrevo añadir a esto que quedan pocos trabajos seguros, así que a leer e implantar). Él continua diciendo que cree que necesitamos prestarle más atención por la cantidad de tiempo que estamos allí y porque es de allí donde devengamos nuestro sustento.
- El trabajo revela muy bien nuestro carácter. No es cuando estás en la iglesia que tu carácter se revela. Pregúntale a la persona que trabaja contigo, a aquella que supervisas, acerca de los valores que representas, pregúntale acerca del cristianismo que profesas. Esa persona de seguro se referirá a tu forma de tratar, de tu testimonio. Testimonio tiene que ver con lo que haces cuando nadie te está evaluando; son acciones y actitudes. Cualquier rasgo negativo se revela de inmediato: flojera, deshonestidad, doblez, ira, codicia, discordia, chismografía, mezquindad, falta de reserva, deslealtad, impaciencia; todo lo habido y por haber. Por el lado bueno, por supuesto, los rasgos positivos también se revelan: ambición, puntualidad, honestidad, buen sentido del humor, armonía, compañerismo, dedicación, cooperación, entusiasmo, disposición a servir, lealtad, diligencia, estímulo, apoyo, generosidad y algunos otros. El comercio se pudiera comparar con el juego de tenis. Los que no se desempeñan bien terminan perdiendo. Esto es muy cierto en el campo laboral.
- El trabajo es un área de presión exigente. Esta presión taladra y mina, agota su energía y exige mayores esfuerzos. Existe la presión de la carga de trabajo. Las fechas de entrega son apremiantes. Existe la presión de trabajar con gente. Lidiar con personas de diferentes temperamentos y con situaciones trae peso adicional. También está la presión de la mezquindad, de la irreverencia o del chisme en los lugares de trabajo. Aquí la presión consiste en ser la única persona que actúa de bombero, su trabajo extra es el de apagar el fuego. Es importante recalcar la importancia de este trabajo realizado a tiempo pues evita que los chimes crezcan y se expandan. Un sabio dijo que se puede saber cómo es una empresa por el personal que tiene. A aquellos que hoy se encuentran bajo presión por la reducción de personal generalizada, para aquellos también que tienen como jefe personas que no aprecian su labor. Ustedes serán recompensados, pues su presión es terrible.
- Porque el trabajo es una exigente prueba de nuestra eficiencia. ¿Eres organizado? ¿Actúas con decisión? ¿Puedes tomar decisiones difíciles? ¿Eres creativo? ¿Cumples a tiempo con las metas? ¿Respetas el presupuesto? ¿Cumples a tiempo las asignaciones? ¿Terminas las tareas delegadas? ¿Das seguimiento a proyectos? ¿Estás dispuesto a rendir cuentas? ¿Cuán receptivo eres? ¿Anticipas fallas, problemas? ¿Detectas debilidades en los sistemas?
Hoy quiero señalarte que somos seres integrales: mente, cuerpo y espíritu. Dios es soberano en todas las esferas, el trabajo es una de ellas. El carácter no coge vacaciones. Tu fidelidad al trabajo es tan importante como a las demás actividades en las que te envuelves.
José, fue un modelo de integridad, no dividió su vida en secular y sagrado. Vivió una vida coordinada y de prudencia. Fue hijo, hermano, esclavo, empleado, esposo, sirviente, gobernador, administrador y muchas otras cosas. En cada una de ellas sobrepasó la expectativa sin importar la envidia, los celos, el odio, la traición, el olvido.
El secreto de José será hoy el tuyo.
- José planificaba su tarea con sabia objetividad. Actuaba de buena gana y responsablemente. Se negó a abusar de la confianza, a tomar más de lo que le habían delegado o prometido.
- José estudiaba detenidamente y con eficacia antes de actuar. Presentaba planes completos y con recomendaciones que beneficiaran su superior. Nunca dio por sentado su posición, ni tomó sus planes por buenos sin consultar.
- José no esperaba trato especial. José estudió y observó (para conocer de verdad) su jefe, su posición, su pueblo, sus costumbres. José se sometía a la autoridad con lealtad y responsabilidad. Tan pronto llevaba a cabo una tarea importante, notificaba su jefe.
- José sabia ser flexible para con aquellos que se reportaban a él. José era entendido, tenía percepción aguda en cuanto a qué hacer en una situación.
- José era sabio, constructor no destructor, movió el pueblo y lo mantuvo unido. Creía y respetaba la dignidad humana.
Vivimos un tiempo de cambios y de inestabilidad económica, invito a todo aquel que lee este artículo a trabajar de forma diferente de hoy en adelante. Que la integridad ya no sea más una palabra de domingo, sino una que forme parte de tu vida. Que cada día sea uno repleto de buenas memorias porque te encargarás de escribirlas. La integridad es para el carácter personal lo que la salud es para el cuerpo, o la visión 20/20 para los ojos. Jesús dijo claramente que la integridad involucra la totalidad de la persona interior: corazón, mente y voluntad. Si te lo propones verás resultados claros y provechosos para todos. Entre estos; veracidad y honestidad y conciencia.
Que Dios los ayude y los bendiga. Con cariño,
Nydia