Por lo general asumimos que las personas piensan, sienten o actúan de la misma forma en la que nosotros lo hacemos. En realidad hay algunas creencias colectivas como: “yo perdono, pero no olvido” o “el que aquí la hace, aquí la paga”. Así que también a Dios le atribuimos la forma de pensamiento igual a la nuestra. Pensamos que perdona, pero cuando algo malo nos sucede creemos que no olvida. Dios no es así, sus pensamientos son más altos que los nuestros; es decir, sus pensamientos no son iguales a los nuestros y eso hace que nos sean difíciles de entender.
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más altos que vuestros pensamientos.”Isaías 55:8-9
Siempre podemos escoger
Igual que sus pensamientos, sus estándares son más altos. Debemos recordar que El es tres veces santo (Isaías 6:3). A pesar de su perfección y de su santidad, todos tenemos la opción de seguir o no seguir a Dios (Deuteronomio 30:19). Para todos aquellos que hemos decidido seguirle, también tenemos la opción de escoger.
Lo bueno, lo agradable, lo más alto…
Todos comenzamos nuestra vida seleccionando entre cosas buenas y cosas malas. Cuando comienza a surgir el deseo de buscar a Dios, entonces se va haciendo una búsqueda más específica entre lo que es pecado y lo que no lo es. Buscamos el límite entre lo que está y lo que no está permitido. No está mal… pero es una etapa. Personas que desean llegar a un nivel mucho más alto restringen su búsqueda a lo que les conviene y a lo que les edifica. Este es un nivel de madurez donde se está consciente de que todas las cosas buenas no necesariamente ayudan, ni aportan: ni edifican.
¿Por qué es tan importante seleccionar solo lo que edifique?
Si reflexionamos sobre nuestro modo de hablar actual, nuestras creencias y nuestras actividades, nos daremos cuenta de que somos el resultado de todo lo que nos influenció desde al menos cinco años atrás. Por consiguiente, en lo que queramos convertirnos de aquí a cinco años tenemos que seleccionarlo ahora. La calidad de las influencias que seleccionemos y la calidad de las decisiones que tomemos harán la diferencia en la calidad de bendición que recibiremos. Hay personas que viven haciendo lo mínimo necesario y les va muy bien, pero he visto personas dando la milla extra durante la escases y hoy han sido doblemente bendecidos.
¿Por qué otra razón nos privamos de cosas que nos son permitidas?
Por amor a los más débiles (Romanos 15:1). Cuando se asume una posición de liderazgo, los creyentes tienden a observar e imitar todo. Por ser nuevos creyentes se cuenta con menos experiencia y menos estrategias para sobrellevar las luchas diarias. Este versículo nos exhorta a utilizar sabiamente nuestra libertad para no aportar a la lucha de los más débiles. En segundo lugar, el escoger sabiamente, sigue siendo para nuestro propio beneficio (“Así que el que piensa estar firme, mire que no caiga.” 1Corintios 10:12).