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Algunos días luego de haberme casado me encontraba haciendo planes sobre dónde celebraría mi primer aniversario. Quería que fuera toda una celebración, en un hotel hermoso. Comencé a hacer planes y a calcular gastos. Hace poco más de un mes fue mi primer aniversario de bodas… y no pude realizar la estadía en el hotel. ¿Qué salió mal? Los planes sin quien los ejecute se convierten en polvo.
Después de planificar ¿qué?
Si es importante resaltar que la planificación nos permite hacer un mapa que nos llevará desde donde estamos hasta donde queremos llegar. También es importante saber que luego de establecer el mapa, se debe establecer “el cuándo” se comenzará el viaje hacia donde queremos llegar. Establecer el cuándo nos ayuda a estimar cuánto tiempo nos tardaremos en llegar allí. Tomando esto en consideración tal vez la mejor forma de establecer el cuándo sea partiendo de la fecha en que se desea tener los resultados. Un ejemplo: si tengo una cita a las 7:30 pm en un lugar que queda a 10 minutos de mi casa debo planificar de forma tal que pueda estar 5 minutos antes allí. Así que debo salir de mi casa a las como a las 7:10 pm, debo haberme preparado a las 6:10 pm, debo haber preparado el bebé como a las 5:30 pm, debo haber cocinado y fregado como a las 5:00 pm. Haciendo este mapa mental sé hasta qué momento tengo para hacer todo lo que no esté relacionado a mi compromiso. Este ejemplo es a menor escala, pero ilustra cómo algunas metas consecutivas nos llevan a tiempo a la gran meta.
¿Ahora? Dar la milla extra
Ya que se ha tomado en consideración cada pequeño detalle es hora de seguir el plan. Mientras comenzamos la carrera encontraremos obstáculos que intentarán hacernos retroceder. Surgirán dudas que nos pongan a pensar si vale la pena el esfuerzo y si lo que estamos haciendo es lo correcto. En esos momentos se debe mirar el punto de llegada en el mapa y la estrella que dice: “usted está aquí” para recobrar ánimo y ver que se ha avanzado. Todo esto mientras se sigue caminando.
No todo de la primera será perfección
Debemos tener muy claro que no somos perfectos por lo tanto se nos escapan detalles. Debemos ser flexibles. Para llegar a nuestro destino a veces hay que recalcular. Si abrimos el espacio para esos momentos el aterrizaje será seguro. Puede que durante el camino encontremos detalles que no se veían desde el punto de comienzo. Cuando se está más cerca es cuando más lejos uno se siente. Este fenómeno sucede porque se siente que se ha invertido mucho esfuerzo y aun no se ven los resultados. En ese punto continúa caminando. Ya estas casi ahí. Cuando al fin llegues celébralo en grande. Este último paso no se puede omitir porque es el que te motivara a emprender otras travesías.
