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A lo largo de la vida sentimos y experimentamos momentos de presión.  Me aventuro a especular que ustedes saben de lo que estamos hablando.  Presión se define como el estado de estar comprimido, (Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado).  Comprimido, apretado que nos empuja, añado acá.

Las situaciones de la vida y sus afanes nos llevan a vivir con más presión que las que han experimentado otras generaciones. Vivimos la Gran Recesión, desempleo, pérdida de trabajo de uno o ambos padres, ejecución de hipotecas, falta de carácter de nuestros llamados líderes, desempleo, familias sin hogar, sin representación de algún adulto (padre o madre ausente).  A esto añádale lo que se espera de nosotros y tenemos la olla de presión de nuestra vida llena a capacidad.

Mi esposo y yo compartíamos pensamientos en estos días y llegamos a la conclusión de que aceptar nuestras diferencias es una forma efectiva para eliminar parte de esa presión.  A saber la crítica, las expectativas no llenadas traen frustración a aquellos que pusieron la mirada en nosotros para satisfacer una necesidad.  Cuando esto sucede llega la frustración, el descontento, el enojo y más tarde la ira.

Cuando estamos cerca de una persona que vive esta cadena de sentimientos estamos cerca de una bomba de tiempo. A cualquiera le puede pasar. Para enfrentar  una situación de falsa acusación o injusta crítica, aquí tiene algunas recomendaciones: (del libro Pablo,  un hombre de gracia y firmeza, de Charles Swindoll)

  1. Mantenga  el control de sus emociones. Sus palabras pueden endulzar o agravar la situación.  Cuando desciendes al nivel de las emociones de tu crítico o acusador ofreces rienda suelta a las palabras impulsivas. Evítalo.
  2. Limítate a los hechos. Repasa la situación en cuestión sin desenfocarte.  Esto añade credibilidad.
  3. Di solo la verdad. Es una estrategia brillante, no abres puertas al enredo.
  4. Identifica a tus acusadores para defenderte de frente.  Envuelve  solo a los testigos, no aquellos que se enteraron porque alguien les contó.
  5. No te rindas. Si tu nombre está en juego defiéndelo, si se trata de un asunto sin importancia expón tu punto y sigue tu vida sin más.
  6. No te impacientes ni te amargues.  No lances ataques personales.
  7. Confía en Dios. El plan de Dios siempre se cumplirá y aunque tarde te dará la victoria.

No es fácil soportar la critica y la presión sobre todo si sabemos cúal fue nuestra participación en la situación que vives, pero hoy recuerda que tus batallas las resolverá nuestro Dios, si a Él se las confías.

Llévale tus batallas en oración y que Dios te bendiga.

Con cariño,

Nydia