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He escuchado a muchos decir “yo tengo mucha fe”, pero muchas veces estas mismas personas me hablan acerca de sus luchas espirituales, sus dudas y confusiones. Pueden decir “yo le pido a Dios todos los días, pero es como si Él no me escuchara”. Incluso, me han preguntado: “¿Cómo encontraste a Dios?”

Recientemente encontré una guía en la Biblia que me permitió identificar los parámetros de un encuentro real con Dios.

El texto bíblico se encuentra en Juan 5: 2-15. Leámoslo primero y luego lo dividiremos en sus elementos para poder extraer la guía de un encuentro con Dios:

“Y hay en Jerusalén a la puerta de las ovejas un estanque, que en hebreo es llamado Betesda, el cual tiene cinco portales. En éstos yacía multitud de enfermos, ciegos, cojos, secos, que estaban esperando el movimiento del agua. Porque un ángel descendía a cierto tiempo al estanque, y revolvía el agua; y el que primero descendía en el estanque después del movimiento del agua, era sano de cualquier enfermedad que tuviese. Y estaba allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús vio a éste echado, y supo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: ¿Quieres ser sano? Y el enfermo le respondió: Señor, no tengo hombre que cuando el agua fuere revuelta, me meta en el estanque; porque entre tanto que yo vengo, otro antes de mí ha descendido. Le dice Jesús: Levántate, toma tu lecho, y anda. Y luego aquel hombre fue sano, y tomó su lecho, y anduvo. Y era sábado aquel día. Entonces los judíos decían a aquel que había sido sanado: Sábado es; no te es lícito llevar tu lecho. Les respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda. Y le preguntaron entonces: ¿Quién es el hombre que te dijo: Toma tu lecho y anda? Y el que había sido sanado, no sabía quién fuese; porque Jesús se había apartado de la multitud que estaba en aquel lugar. Después le halló Jesús en el Templo, y le dijo: He aquí, eres ya sano; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor. Él se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado.”

  1. Este hombre manifestó su fe por medio de la espera, por medio de su paciencia. El tenía una condición, pero actuó y fue al lugar donde él creía que podía ser sanado. Tu condición podría ser una enfermedad, un hambre espiritual o un problema familiar. ¿Qué estás haciendo al respecto? Diccionarios bíblicos presentan Betesda como “casa de misericordia”. El hecho de que aquel lugar se conociera como “la puerta de las ovejas” también me da a entender que se trata de una actitud. Oveja es aquel que sigue a su pastor, aquel o aquella que se deja pastorear.
  2. El hombre enfermo fue sincero con Jesús. Cuando el Señor le preguntó si quería ser sano, el hombre le presentó su condición. Dijo que no tenía quien lo metiera al agua. Siempre hay algo que nos impide entrar en la plenitud de la presencia de Dios, por lo general es una limitación que nosotros mismos nos ponemos o algún aspecto de nuestro carácter que debe ser presentado delante de Él. Puede ser una falta de fe, falta de conocimiento de Dios, una herida del corazón o la atadura a algún pecado.
  3. El hombre siguió las instrucciones de Jesús. Según le fue dicho, se levantó, tomó su lecho y anduvo. Luego de un encuentro con Dios, su manifestación siempre es seguida por instrucciones celestiales, porque Él es eterno y todo lo que hace lo hace con carácter de eternidad. Él no quiere que tu encuentro se quede en el primer milagro, Dios quiere dejar una marca permanente en tu vida, Él quiere habitar en tu corazón. Te dará instrucciones precisas sobre cómo seguirle.
  4. El hombre resistió tentaciones (hasta persecución) y llegó al templo. Luego de un encuentro real con Dios, caminarás de forma diferente. Puede que personas alrededor tuyo te lo señalen, inclusive personas religiosas. Resistir los señalamientos y persistir hasta llegar al templo, encontrar un lugar donde congregarte asegurará que tu milagro no se convierta en solo un recuerdo, sino Jesús ahí te espera para asegurarte que será el comienzo de una vida llena de experiencias celestiales, dirección divina y el cumplimiento del propósito de tu vida. El contacto que este hombre tuvo con Dios encendió una pasión que lo llevó a dar fruto, lo movió a compartir su experiencia con otros.

¿Qué tú crees? Quiero escuchar sobre tus experiencias en el área de comentarios debajo de este artículo. ¿Qué te ha funcionado a ti para tener encuentros con Dios? ¿Qué luchas has tenido?