soberania

Se oye el grito de la tierra al pasar, raspando, las páginas secas del libro de la vida de mi Isla del Encanto. Cada capítulo documentado de esta historia resalta manchas de sangre en la tierra; sangre de naciones, sangre de patrias. Cada patria que ha venido a ejercer influencia sobre Puerto Rico, sea por decisión propia o por obligación, clama desde el suelo por justicia. ¿Qué justicia? ¿Contra quién se fue injusto? Cada mancha tendrá su anhelo, su intención frustrada.

Al pasar estas páginas de historia, se escuchan frases pronunciadas por grandes líderes. Tanto los Taínos como los africanos, los españoles y los norteamericanos, han expresado su anhelo de soberanía. Por ejemplo, Don Pedro Albizu Campos dijo en su discurso (1930): “Bandera de los Estados Unidos, yo no te saludo porque aunque sea cierto que tú eres el símbolo de una patria libre y soberana, en Puerto Rico representas la piratería y el pillaje” (Torres, 2008). Cada pueblo que llegó a nuestras costas vino cargado de amor de patria y búsqueda de soberanía. ¿Qué es soberanía? Soberanía es aquella facultad que posee cada estado de ejercer el poder sobre su sistema de gobierno, su territorio y su población.

Este concepto surge en la Europa del siglo XVI y XVII. Se adopta este término proveniente de la palabra “soberano” que se refiere a la inexistencia de control. La soberanía es un concepto que se desarrolla en el ámbito político. Según la definición de Jean Bodin, en su obra Los seis libros de la República, soberanía es el “poder absoluto y perpetuo de una República”. Soberano es quien tiene el poder de decisión, de dar leyes sin recibirlas de otro.

La soberanía se puede considerar en dos aspectos diferentes, uno interno y otro externo. En su modo interno, la soberanía hace alusión al poder de un determinado Estado sobre su territorio y su población. Por otra parte, el carácter externo hace referencia a la independencia que tiene un Estado del poder que ejerce otro, en un territorio y población diferentes. En otras palabras, un Estado en particular es soberano mientras no dependa de otro Estado. Por otra parte, la soberanía se puede comprender desde dos perspectivas, una jurídica y una política. La soberanía jurídica es aquella a través de la cual un Estado puede tomar contacto con el mundo, con lo internacional, a través de su participación en diferentes organizaciones internacionales, tratados, pactos y compromisos diplomáticos.

La soberanía política es aquella que hace alusión al poder que tiene el Estado de imponer todo aquello que le parezca necesario. Aunque se piense que cada Estado ejerce su soberanía jurídica y política, no es así en todas las naciones. Existen casos en los que el Estado puede tener la soberanía jurídica, sin embargo, su soberanía política depende de los dictámenes de otras naciones en cuanto a su desarrollo social, político y económico, como lo es el caso de Puerto Rico.

La soberanía nacional es un concepto ideológico. Hace pertenecer la soberanía a la nación, una entidad abstracta y única, vinculada normalmente a un espacio físico (patria), a la que pertenecen tanto los ciudadanos presentes como los pasados y futuros. Se define como superior a los individuos que la componen. En la teoría clásica, la soberanía nacional se traduce en un régimen representativo, porque la nación no puede gobernarse a sí misma directamente, dada la imposibilidad de reunir a la nación eterna y entera. La simple mayoría del pueblo no es necesariamente la voluntad de la nación, si ésta es superior a los ciudadanos individuales.

El alma de esta isla hoy día clama por claridad, clama por soberanía nacional. La tierra reclama su derecho sobre sí misma, y pide a gritos para que su pueblo se una y se comience a valer por sí mismo. Toda la sangre que se ha derramado y mezclado en la isla ha producido una raza capaz de sembrar en esta tierra la semilla de producción, intelecto, administración de recursos, baile, poesía, rumba, armonía, coraje, amor y pasión necesaria para llevar este país hasta la seguridad de un estado libre, auto sustentable y soberano.

por Héctor Millán

Referencias:

·         Torres Santiago, Osvaldo (2008). El Evangelio de Don Pedro Albizu Campos, 59.