Una de las diferencias principales entre la profecía del Viejo Pacto y el Nuevo Pacto, la presenta el Apóstol Pablo en medio de una enseñanza sobre protocolos proféticos:

“Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.”

-1 Corintios 14:3

En ese listado, no aparece la condenación ni tampoco la declaración de juicio. La profecía en el Nuevo Pacto (la iglesia de Cristo) puede exhortar e incluso reprender, pero no condenar.

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”

-Romanos 8:1

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.”

-2 Corintios 5:17-19

Nosotros, la iglesia de Cristo y del Nuevo Pacto, hemos sido llamados al ministerio de la reconciliación. Lo opuesto viene del diablo: la palabra y el ministerio de la condenación.

Jesús mismo declaró la gracia que fue anunciada desde el Viejo Pacto por el profeta Isaías:

“El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.”

-Mateo 4:18-21

La predicación y ministración que verdaderamente es bajo la unción del Espíritu Santo no deja al pueblo desanimado, desmoralizado y sin esperanza- ese es el trabajo del diablo.