Planifiqué para que el día de Navidad fuera muy especial. Mi esposa y yo nos levantamos como a las 8:30am (¡nuestro hijo nos dejó dormir hasta esa hora!). Preparé un desayuno suculento de tostadas francesas con salchichas italianas, jugo de china y café. Jugamos con Héctor Alejandro, nuestro hijo, mientras envolvimos regalos. Se fue quedando dormido en lo que terminábamos con los regalos, fue perfecto.
Recogimos los regalos y acomodamos al bebé en su cuna. Lo hicimos todo en tiempo record. Quedamos mi esposa y yo con un rato libre antes de tener que empezar a prepararnos para ir a almorzar a la casa de mis padres. Excepcional…
Tan solo nos comenzamos a acomodar, cuando de repente, sin aviso y sin piedad… el llanto desesperado de un niño que sufre como si alguien le arrancase un pie.
Nos lanzamos a acudirle. Se le dio la leche, se le sacaron los gases, se le cambio el pañal, se trató de volver a dormir, se cogió al hombro, se acostó en la cuna, se movió al “bouncer”, se volvió a coger al hombro, se le dio un buen baño…
El proceso tardó casi 1 hora en lo que se volvió a sentir paz. Bueno, la paz huyó de la casa y no regresó por horas, pero por lo menos el silencio. Jesmarie y yo nos miramos con esperanza, pero ya ni hacía sentido el intento. Había cambiado por completo el ambiente. La serenidad fue sustituida por una combinación agrandada de cansancio y ansiedad.
La revolución matrimonial
La llegada de un niño a la casa trastorna la manera anterior de vivir de un matrimonio. No lo digo con resentimiento, lo digo porque es real. Revoluciona todas las cosas anteriormente establecidas. Las tardes libres para pláticas y risas, películas ininterrumpidas en la cama, se acabaron. Aprovechar la brisa fresca de los sábados por las mañanas para apretarse, difícil.
Difícil, pero no imposible
Aquí, algunas estrategias para volver a la pasión y cultivarla:
- Cancela la rutina. El cuidado del bebé se puede ver como una serie de procedimientos, no lo hagas. Puedes observar el proceso como algo muy dinámico y lleno de vida, así como lo es el niño. Saca de ese dinamismo e incorpóralo en la relación. Evita establecer que el tiempo de intimidad con tu pareja es solo cuando el bebé se duerme, por ejemplo. Busca ayuda si tienes que hacerlo y pídele a tus padres, suegros, primos, hermanos, cuñados, tíos, amigos, pastores… a cualquier persona que pueda y sea confiable, para que cuide a tu hijo(s) por unas cuantas horas.
- Planifica algo especial. No me refiero a actividades que comprometan el presupuesto mensual. Algo especial podría ser tan simple como una rosa, unos chocolates, una copa de vino, haber lavado las sábanas y ayudado a limpiar la casa, un recorte de pelo y una afeitada. El esfuerzo de la planificación y la atención al detalle se nota. La falta de planificación también. Si esperas hasta después de dejar a tu hijo cuidando para entonces ir a hacer todos los preparativos, puede que llegue la hora de recogerlo y aún no hayas podido tener tu encuentro.
- Evita el apuro. Cuando el niño está, los padres se tienen que apurar más porque ahora se tienen que realizar más tareas dentro de la misma cantidad de tiempo. En cuanto conseguiste un tiempo a solas con tu pareja, respira profundamente la paz de la oportunidad. No apures las cosas, pues podrías dañar el momento.
- No toda la intimidad es sexual. Aunque la vida sexual del matrimonio es esencial (es hasta bíblica, vea el capítulo 7 de 1 Corintios), la totalidad de la intimidad no se basa en lo sexual. Hay conversaciones que solo se podrán desarrollar plenamente en tiempos de serenidad y privacidad. La vida matrimonial involucra la toma de decisiones difíciles, una detrás de la otra. Cercanía cariñosa, inocente a deseos sexuales, también alimenta la relación con experiencias que serán recordadas con aprecio.
Criar trae muchos cambios. Cuando llegue el momento del estrés, la presión y la sensibilidad, tener una base de recuerdos amorosos será útil para apaciguar las aguas. Pero no se trata de tener recuerdos lejanos, se trata de crear experiencias nuevas que constantemente estén llenando la mente de buenos recuerdos.
Pregunta: ¿Qué estrategias te han funcionado para cultivar la pasión en tu vida matrimonial entre los ajetreos de la crianza?