Hoy les di una clase a los juveniles de la ICF Casa de Restauración sobre adoración. Les pregunte que si una persona no sabe cantar ni danzar, ¿puede adorar? Me dijeron que no puede.
Tenemos que educar al pueblo acerca de esto. Adorar a Dios va más allá de cantar o danzar. Adoración es algo que Dios busca en cada creyente.
He hablado muchas veces con mi gran amigo Joel David sobre esto. Dios busca adoradores que le adoren en espíritu y en verdad (Juan 4:23). Gente que VIVA en adoración, rindiéndole todo al Padre.
Adorar en espíritu se refiere a reconocer que Dios es espíritu (Juan 4:24), y nos debemos acercar a El espiritualmente. Adorar en espíritu va más allá de vanas repeticiones o rituales religiosos, aquí es donde entra la verdad. Tenemos que conocer cómo adorarle como a Él le gusta, como Él lo estableció.
¿Cómo lo estableció?
En Juan 4:21-22 Jesús le dice a la samaritana que no se trata de ir ni al monte ni a Jerusalén a adorar, y hay que saber lo que adoramos. No adoramos una religión ni una imagen tiesa, adoramos a un Dios vivo. Jesús nos habla de una adoración que sale del corazón, donde Él quiere habitar y establecer altar de Su presencia. Él es la Verdad (Juan 14:6).
Entregarle todo a Jesús, nuestra confianza, devoción y amor, eso es adoración. Esto abarca también nuestros cánticos y expresiones artísticas. Es un acto espiritual porque requiere fe, requiere creer que le hay para recibir nuestro corazón.
Así pues, adoremos a Dios tomando decisiones a favor de Él, sus estatutos, mandamientos y voluntad respecto a nuestras vidas. Adoremos a Dios con cada paso de fe que damos, con cada oración, cada esfuerzo por sacar tiempo para leer Su palabra, cada pecado que presentamos en la cruz, cada canción que entonamos, cada vez que creemos.
Pregunta: ¿Qué tú crees que es adoración?