Tengamos fe o no, encontraremos una diversa variedad de injusticias en esta vida. ¿Por qué? Porque somos humanos, imperfectos, muchas veces muy dados a nuestros impulsos. Jesús mismo nos lo advirtió:
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” -Juan 16:33
Hasta los discípulos le cuestionaban a Jesús por las “injusticias” que veían a su alrededor:
“Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?
Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.” -Juan 9:2-3
¿Cuáles fueron las obras de Dios que se manifestaron en él?
- A este hombre, quien nació ciego, Jesús le hizo ver.
- Luego que Jesús le sanó, más personas creyeron que había una salvación.
El mismo tipo de “injusticia” le sucede a personas cerca de Dios:
“Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo.
Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro.” -Juan 11:3-5
En este pasaje, Lázaro hasta muere antes de que Jesús llegara. ¿Por qué esperó a que muriera? Muchas más personas creyeron que había una salvación porque Lázaro fue resucitado. Además, María, Marta y Lázaro, o sea, aquellos más cerca del amor de Dios, somos llamados a más en El, por ende somos sometidos a más experiencias de gloria, para que cuando Él nos pida que hagamos “locuras” como orar por pacientes en etapa crítica, etc., podamos creer que Él puede hacer la obra completa.
La actitud frente a las “injusticias”
Siempre habrá maldad en la tierra, así como siempre habrá tentación. De igual forma, para cada obra de maldad o “injusticia” hay una oportunidad para una restauración, una sanidad, una provisión, una libertad. Pero si Dios mismo bajara a realizar cada milagro personalmente, no se llamaría fe. Sería conocimiento común, y eso nos quitaría el libre albedrío. El usa gente común llena de fe y Su amor. Lamentablemente, no hay suficiente gente así como para prevenir cada atrocidad. Pero esa es la misión, la Gran Comisión, levantar suficientes hijos e hijas en cada nación, mientras podamos.
“Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar.” -Juan 9:4