En el artículo anterior estuvimos hablando de cómo orar, hoy hablaremos de qué pedir cuando oremos. Conocer acerca de lo que el Padre nos quiere dar nos librará de la frustración de no ver peticiones cumplidas.
“Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.” -Santiago 4:3
Jesús nos reveló el corazón del Padre en cuanto a lo que Él nos quiere dar:
“Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” – Lucas 11:9-13
Jesús nunca habló al azar, sino que tuvo intención en todo lo que dijo. Aquí hace mención de 4 cosas, que si las pedimos, el Padre no nos dará lo contrario. Tal vez sea porque son cosas que el Padre nos quiere dar de primera instancia.
- Pan:
El pan representa alimento. Mirando el “Padre Nuestro”, vemos en Mateo 6:11 que debemos pedir “el pan nuestro de cada día”. Ahora, entendiendo que el ser humano es cuerpo, alma y espíritu, debemos reconocer que para cada área de nuestras vidas, hay alimento diferente.
“Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” -Mateo 4:4
Es bueno y necesario depender de Dios para nuestras necesidades físicas, pero debemos reconocer que Dios es el único que puede saciar cada área de nuestras vidas. Para alimentar tu alma y espíritu, Dios quiere darte palabra viva y eficaz. Dios quiere hablarte exactamente las palabras que necesitas escuchar. Pidamos entendimiento de las Escrituras (Santiago 1:5). Pidamos al Padre que nos hable palabras que nos sanen las heridas del pasado, que traigan entendimiento y nos ayuden a cerrar capítulos, y palabras sabias de dirección que nos ayuden a tomar decisiones correctas, decisiones que nos acerquen a Su propósito y a la vida abundante que Él nos ha prometido (Juan 10:10).
- Pescado:
“Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.” –Mateo 4:19
Dios quiere que seas útil, y útil en los mayores propósitos: los propósitos del Reino. Dios quiere darte una pesca, victoria en el evangelismo. Quiere usarte para que la gente encuentre el Camino a salvación, a Cristo Jesús, con toda la abundancia de vida que trae a todo aquel que le recibe.
- Huevo:
¿Qué vino primero, el huevo o la gallina? El dilema de los siglos…
El huevo es símbolo de reproducción o multiplicación, cosa que Dios nos ordenó a hacer desde el principio. Más aún, lo estableció como parte de Sus bendiciones:
“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” -Génesis 1:27-28
Existe multiplicación familiar y multiplicación organizacional. Como líderes, nos multiplicamos en las personas sobre las cuales influimos. Esto puede ser de bendición, como también puede ser de maldición para nuestros grupos. Cito de una enseñanza que escuché recientemente acerca de la multiplicación:
“Enseñas de lo que sabes, pero multiplicas lo que eres.” -Apóstol Ángel Báez
¿La gente absorbe más lo que les dices o lo que observan de ti? Pidamos a Dios que nos permita multiplicarnos. Que nuestras familias, organizaciones y ministerios crezcan, pero que crezcan en los principios que más los vayan a bendecir. Auto-analicémonos. Pidámosle a Dios que escudriñe nuestros corazones y que nos señale las áreas que necesitamos mejorar, para que podamos impartir sobre nuestros grupos de lo mejor: equilibrio, dominio propio, amor, compasión, orden, buena mayordomía, buen manejo de problemas, efectividad y eficiencia, poder de Dios, productividad y crecimiento.
- Espíritu Santo:
Jesús cierra su mensaje aclarando que sobre todas las cosas buenas que podríamos pedir, el Padre entiende que su Espíritu Santo es lo máximo.
El Espíritu Santo es Dios (Padre, Hijo y…), enviado a nosotros desde el momento de la muerte y resurrección de Cristo (Juan 16:7). Ahora es nuestro Maestro, revelándonos el corazón del Padre y enseñándonos con sabiduría divina lo que necesitamos, en el momento en que lo necesitamos:
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” –Juan 14:26
El Espíritu Santo es el verdadero poder, es quien levanta, sana, libera, restaura y hasta resucita:
“Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.” –Romanos 8:11
Digamos “Espíritu Santo, quiero más de ti. Quiero ser bautizado en ti. Quiero conocerte más. Quiero que el fuego de tu santidad me queme, me transforme, me haga nuevo, me llene y prepare para hacer tu poderosa voluntad. Quiero que me ayudes a ser como Jesús, con perfecto amor frente a mi familia y comunidad. Quiero que me uses para representar y llevar a Cristo a todo lugar, para que todos puedan creer que eres real y que como me salvaste, así también los puedes salvar a ellos. En el nombre de Jesús, Amén.”
En conclusión:
Estas 4 cosas tienen algo en común: de lograrlas, aportamos al establecimiento del Reino de Dios y su justicia aquí en la tierra.
“No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” –Mateo 6:31-33