poder del ES

En consejerías espirituales y en conversaciones casuales que parecen más bien consejerías espirituales, casi siempre llegamos a tocar el tema de la relación con Dios y por ende, el tema de la oración. No me debe sorprender que casi todos me declaren que gozan de buenas prácticas de oración porque según afirma la mayoría: “Yo le pido a Dios todos los días”.

¿Qué le pedimos a Dios?

Cuando entendemos que no nos debemos afanar por nada, sino que Dios quiere que le presentemos nuestras peticiones en oración y ruego como dice Filipenses 4:6, podemos entonces comenzar a pedirle confiando que Dios todo lo puede. Esto es excelente. Pero la petición que presentemos… esto hace la diferencia.

Hay un principio de poder, bíblico y espiritual, que si lo entendemos y aplicamos, tendremos muchísimas menos razones para afanarnos en la vida porque obtendremos mucha más autoridad para vencer ante las adversidades y para provocar cambios en nuestros entornos.

Se nos olvida que en el principio, hubo alguien quien ejecutaba cada instrucción que salía de la boca del Padre cuando se creaba todo lo que somos y todo lo que tenemos a nuestro alrededor:

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.” -Génesis 1:1-4

“Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno.” -Génesis 1:9-11

Es notable que el Espíritu de Dios estaba en la tierra. ¿Qué hacía ahí? Esperando que el Padre pronunciara la palabra directiva, para entonces ejecutarla y materializarla en la tierra.

¿Cómo entramos nosotros en esta dinámica de poder creativo y transformador?

El Espíritu Santo es quien realiza el plan de Dios, dictado desde el cielo, para ser hecho aquí en la tierra. Hoy día, ¿a quién usa Dios para hacer Su voluntad en la tierra? A ti y a mí, gente imperfecta, gente que necesita estar conectada con Dios para poder ejecutar lo celestial, pero gente creada con la capacidad de establecer esa conexión con el Reino de los Cielos. Fuimos creados a imagen de Dios mismo. Además, al momento de nuestra creación, se nos dieron instrucciones para ejercer autoridad en la tierra:

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.” -Génesis 1:26

¿Con qué poder realizaremos el plan de Dios? Veamos:

“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” -Hechos 1:8

Jesús, al cumplir su propósito en la cruz, desató para nosotros al Consolador, al Espíritu Santo. Con precio de sangre, Cristo pagó por nuestra salvación: esto es acceso al cielo. Nota que cuando fue completada la obra en la cruz, se razgó el velo en el templo judío (Mateo 27:51). El velo servía para marcar la diferencia entre el Lugar Santo y el Lugar Santísimo, hacia donde solo el sacerdote podía pasar. Ese era el lugar establecido en el tabernáculo original a donde el sacerdote debía entrar para poder oír la voz de Dios, pues ahí estaba Su presencia. El razgarse el velo, significó que Jesús es ahora el acceso, es el camino al Padre. Significa que todos los que estamos en Cristo tenemos libertad de acceso a la presencia de Dios, a su revelación, sabiduría y poder.

Cuando eres lleno del Espíritu Santo, eres lleno del mismo poder que transformó y dio la vida a todo lo que nos rodea. ¿Quieres poder para sanar tu enfermedad o la de otro? Pide la unción del Espíritu Santo. ¿Quieres poder para vencer ante las tentaciones? Pide el fuego del Espíritu Santo. ¿Quieres conocer el plan perfecto de Dios? Pide la revelación del Espíritu Santo. ¿Quieres ver bendiciones donde actualmente no están? Pide el poder creativo del Espíritu Santo. Pide el Espíritu Santo, el Padre está dispuesto a darlo:

“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” -Lucas 11:13

Si entendiéramos que el poder del Espíritu Santo ejecuta aquí en la tierra de tal manera que puede separar la luz de las tinieblas y la tierra de los mares, estaríamos pidiendo al Padre su Espíritu TODOS LOS DÍAS hasta ver las manifestaciones de Su poder en nuestras vidas y a nuestro alrededor. Entiende HOY que hay más del Espíritu Santo para ti, y que el Padre está dispuesto a darlo a Sus hijos. Pídelo y empodérate. Tus victorias y conquistas en El serán los testimonios que provocarán la fe de todos a tu alrededor.