Las tentaciones amenazan nuestra reputación, nuestra dignidad, nuestra autoestima, nuestros matrimonios y familias, nuestra estabilidad socio-económica…
¿Cómo puedo vencer las tentaciones?
José fue tentado por la mujer de Potifar, su amo. Potifar era Oficial de la Guardia en Egipto, probablemente su esposa era una mujer atractiva y muy bien cuidada. No debía ser fácil resistirle. Pero José pudo vencer, y la clave se revela en la explicación que le da a esta mujer en el momento más determinante de la tentación. José le dice:
“No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” -Génesis 39:9
La tentación tratará de apelar a tu impulsividad, pero el análisis correcto mide consecuencias en 2 dimensiones:
- Consecuencias naturales- perder todo lo logrado. ¿Cuánto valen tus esfuerzos a lo largo de la vida? Un momento de placer, ¿vale más que todo lo que has logrado?
- Consecuencias espirituales- caer bajo el juicio de Dios. Hay una sola cosa que nos separa de Dios: el pecado. La misión de Jesucristo en la cruz fue redimirnos de la condenación del pecado, que es vivir alejados de Dios y eventualmente pasar la eternidad lejos de Su presencia. Siendo pecadores, Dios nos extendió Su mano para salvarnos. ¿Cómo despreciaremos tan grande acto de amor?
Observemos lo que escribió Santiago acerca de la tentación:
“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.” -Santiago 1: 12-14
Y Pablo nos habla también acerca de las consecuencias del pecado:
“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” -Romanos 6:23
Cuando José decidió que amaba más a Dios que al pecado, pudo resistir la tentación. Esta victoria, Dios la vio. Vencer esa tentación conectó a José con los propósitos del Eterno, lo conectó con la perfecta voluntad de Dios, así que Dios decidió promoverlo. Las promociones de Dios a menudo parecen ilógicas, pues José fue movido a la cárcel cuando la esposa de Potifar lo acusó falsamente de deshonrarla. Pero Dios estaba en control. La cárcel fue el lugar en donde José conoció al copero del rey de Egipto. Fue el lugar en donde José le interpretó un sueño a este copero, y fue el lugar en donde este copero conectó a José con el rey de Egipto. José le interpreta un sueño al rey, y entonces es puesto por el rey como gobernador sobre Egipto.
Nuestras cárceles, tentaciones, opresiones… nuestras pruebas son los Puentes que Dios usa para llevarnos hacia el cumplimiento de nuestros destinos divinos. Es a través de nuestras pruebas que Dios nos lleva mucho más alto de lo que jamás hubiéramos imaginado.
-por Héctor Alfredo Millán (de la serie de mensajes “Pruebas Nuestras, Puentes de Dios” Parte 2: Opresión” en el Centro Cristiano Alcanza)