Muchos reconocerán este versículo:
“Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda.” -Juan 5:8
Narra el capítulo 5 de Juan que Jesús llegó a un estanque llamado Betesda, un cuerpo de agua donde había mucha gente alrededor esperando un milagro. Porque a veces descendía un ángel y agitaba el agua, y el primero que tocara el agua luego de que el ángel la agitara, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviera.
Jesús llegó hasta un hombre que esperaba ahí, y nos dice la Palabra que llevaba 38 años enfermo. Cristo le pregunta si quiere ser sano y el hombre le contesta que no tiene a nadie que lo ayude a llegar al agua cuando desciende el ángel; siempre alguien entra primero que él a recibir el milagro.
Seguramente, ese hombre quería andar. Pero Jesús le deja saber que para recibir su milagro, primero tenía que Levantarse, luego Tomar Su Lecho, y entonces Andar. Analicemos:
1. Levántate: Esta instrucción implica un cambio de postura, pues aparentemente ese hombre estaba postrado. Ahora, siempre que hablemos de posturas, hablamos también de actitudes, pues nuestras actitudes siempre se verán reflejadas a través de nuestras posturas. Por ende, el Maestro le indicaba a ese hombre: “Abandona tu actitud de derrotado”, “Levántate de donde estás postrado”.
Este hombre esperaba su milagro en Betesda. ¿Sabes lo que significa Betesda? Casa de misericordia. ¿Sabes lo que significa Misericordia? Virtud del ánimo que lleva a los seres humanos a compadecerse de las miserias ajenas. En otras palabras, Jesús le dijo: tienes que salir de esa actitud en la que te pasas esperando que la gente se compadezca de ti por tus miserias. Deja de victimizarte. Levántate, asume una postura de diligencia y responsabilidad; asume una postura de fe y de vencedor.
2. Toma tu lecho: el lecho identificaba la condición de ese hombre. Orando, Dios me ministró acerca de 3 cosas que “tomar el lecho” representa: Poder, Humildad y Conexión con mi Destino.
a. Poder:
En tu historia, está tu victoria: el poder del evangelio se hace real a través de tu testimonio, a través de tu experiencia personal de liberación en Cristo. “Tomar tu lecho” es cargar tu testimonio de forma visible, es dejarle saber a la gente que Dios es lo suficientemente real y lo suficientemente poderoso como para ayudarte a vencer tu condición. Cada vez que testificamos a los demás acerca de nuestras vivencias con el Salvador, el evangelio se hace real en la vida de otros también.
b. Humildad:
No se nos puede olvidar la primera gracia que experimentamos. “Tomar tu lecho” implica no olvidar de dónde Dios te sacó. En la medida en que nos olvidamos de eso, se puede levantar en nosotros un orgullo religioso, como si estuviéramos por encima de los “no-creyentes” porque ellos necesitan más de Dios que nosotros. Todos necesitamos la misma gracia de Dios.
c. Conexión con mi Destino:
Nota el orden que Jesús establece: no podremos andar, hasta que no tomemos nuestro lecho. Significa que mientras nos neguemos a aceptar nuestro testimonio con humildad y con valentía, Dios nos mantendrá fuera de nuestra “tierra prometida” (la plenitud de nuestro propósito).
3. Anda: Luego de Levantarte y Tomar tu Lecho, Dios da la Palabra para que puedas Andar. Esto es movimiento en conexión con el Cielo. Cuando Dios te manda a andar, no te envía en cualquier dirección. Cuando Dios te activa, te activa en Propósito Divino y Profético. Significa caminar en la satisfacción y seguridad de que estás haciendo lo que fuiste cread@ para hacer.
Tu Milagro está Accesible
No esperes en el sistema religioso, no esperes que venga un ángel a agitar el agua. Ve a Jesús, quien envía los ángeles. Establece una relación directa con el Señor que está hoy delante de ti, accesible y dispuesto a empoderarte en Su Espíritu Santo para que tú mism@ agites las aguas de la presencia de Dios a tu alrededor.
Levántate, Toma tu Lecho, y Anda.