Creo que una buena señal de madurez en un creyente es la disposición a escuchar a otros y recibir consejo. La palabra dice que “en la multitud de consejeros está la victoria” (Proverbios 24:6).

Una buena pregunta para hacernos periódicamente es: ¿Estoy rodeado de buenos consejeros?

Es posible que estemos prestándole el oído a personas con buenas intenciones, pero con malos testimonios.

Ahora en la era de las redes sociales, sentimos el derecho y la necesidad de opinar sobre todo tipo de tema, aunque no seamos expertos en ninguno. Muchos quieren ser escuchados, pero pocos quieren escuchar.

En este ambiente nos movemos y esto también ha afectado a la iglesia. Llegamos a una comunidad de fe y nos vamos integrando a un grupo de creyentes. Como somos seres sociales, es natural que vayamos estableciendo relación de amistad con los hermanos en la fe. Con estas personas hablamos, oramos y nos desahogamos. Así debe ser, pues el diseño bíblico de la iglesia lo promueve:

”Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.”

-Santiago 5:16 NVI

El contexto de este texto es clave, pues en los versículos anteriores menciona con qué tipo de creyente uno debe desahogarse y pedir oración: “ancianos” o lideres en la iglesia (Santiago 5:14-15).

El peligro podría llegar cuando nos desahogamos con personas rebeldes o incluso apartadas del camino del Señor.

No estoy diciendo que todas las personas que salen de la iglesia, lo hayan hecho en rebeldía. Hay innumerables razones para salir de una iglesia, muchas incluso son justificables. Por ejemplo: falsa doctrina, manipulación, abuso de poder, malversación de fondos, etc.

Pero hay muchísimas personas que se les hace difícil admitir las verdaderas razones por las cuales salieron de una iglesia o ministerio. Jesus nos ordenó a que no escuchemos a cualquiera y nos ayudo a identificarlos: “Por sus frutos los conocerán.” (Mateo 7:16)

Tengamos cuidado en recibir consejo de personas que:   

  • Salieron de la iglesia porque no les gustó cuando un líder trató de corregirlos. En otras palabras, falta de sujeción a la autoridad. (eso es un espíritu de rebeldía) (este podría ser el caso mas común)
  • Trajeron un bochinche a la iglesia, un conflicto entre hermanos y no lo quisieron resolver
  • Ocultaron un bochinche en la iglesia
  • Se pasan criticando constantemente a los líderes (murmuraciones)
  • Llevan años en el evangelio y no han logrado establecerse nunca en ninguna iglesia, y nunca es culpa de ellos, siempre es culpa de los líderes

El asunto es que salen en rebeldía, pero muchas veces se quedan rodeando a la iglesia y tratando de mantener relación con ciertos hermanos, que “casualmente” nunca son lideres. Generalmente buscan mantener relación con personas que en algún momento expresaron estar disgustadas con algo de la iglesia o que se ven desanimados espiritualmente.

¿Por qué es esto? El enemigo tratará de usar un corazón contaminado con ira y rebeldía, para contaminar a otros.

¡Cuidado! De Dios es la unidad, pero del enemigo es la división.

Personas en esa condición, se les debe animar a que antes de seguir “aconsejando a los hermanos”, primero busquen una iglesia donde puedan comprometerse, echar raíces y crecer en carácter.

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado;”

-Salmos 1:1

Para más información, te invito ver este mensaje sobre los diferentes niveles de madurez, titulado “Job no tuvo Iglesia”. Puedes verlo aquí: