Me encanta un refrán que dice “cada cual tiene su cruz”. Es una declaración que tiene fundamento bíblico en Mateo 16:24, donde “Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”.
El refrán carga una gran verdad, y es que todos tenemos nuestra propia cruz, individualmente. Mi cruz no pesa lo mismo que la tuya, pero para ti, siempre la tuya pesará más.
Aunque a mí me agobien pruebas y tentaciones que no sean las mismas que a ti, todas las cruces comparten unas cualidades en común. Por ejemplo, la forma. Igualmente, aunque seamos distintos, las pruebas y tentaciones que debo vencer comparten similitudes con las tuyas, pues compartimos la misma humanidad. Perseveramos hasta alcanzar la bendición de la vida en abundancia (Juan 10:10).
Las fuerzas que nos presentan resistencia ante nuestro deseo de seguir a Cristo y la vida no provienen de lo terrenal:
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra malicias espirituales en las alturas.” – Efesios 6:12
Cuando hablamos de gobernadores, hablamos de figuras de autoridad o liderazgo en sistemas de gobierno. En este caso, el sistema de gobierno del reino de las tinieblas.
¿Dónde es la lucha?
Los reinos intentan conquistar para establecer su dominio. Esto es, generalmente, mediante una guerra. Lo queramos aceptar o no, vivimos constantemente en medio de una guerra. ¿Cómo sé si estoy ganando o perdiendo? ¿Cómo sé si soy parte del ejército de las tinieblas o del de la luz? Observa tu fruto. En tu casa y comunidad, ¿aportas luz o tinieblas? ¿Aportas orden, amor y paz, o rencor, impulsividad y egoísmo?
¿Cómo llego a dejarme dominar?
“Pero nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes si primero no lo ata; entonces podrá saquear su casa.” -Marcos 3:27
Para que los gobernadores de las tinieblas te puedan llevar al desorden, la lucha es primero contra la tentación hasta que la tentación te vence. Al ser vencido ante la tentación y caer constantemente, se establece el dominio de la tentación sobre tu vida: una atadura.
Puede que reflexionando, podamos aceptar que se nos hace sumamente difícil resistir ante ciertas tentaciones. Es como si fueran reyes que gobiernan ya en esas áreas de nuestras vidas (espiritualmente, así mismo es). Llegamos al punto de reflexión donde identificamos relaciones que no nos convienen pero que no nos podemos alejar, vicios como con drogas y alcohol que no podemos dejar, cosas que parecería como si no las pudiéramos controlar como el maldecir, la falta de sujeción a autoridades (rebeldía contra leyes, padres, jefes, etc.), rencores, corajes, desenfreno sexual, envidias, indiferencia, ambivalencia o vagancia. Desenmascaro los nombres de algunos de estos reyes: fornicación, lascivia, rebeldía, codicia, envidia, contienda, borrachera, adulterio, depresión… etc.
Mata los reyes que te intentan gobernar
Encontré un modelo bíblico para matar los reyes que nos intentan dominar. Se encuentra en el capítulo 10 de Josué. Un resumen:
Un rey se entera que Josué y el pueblo que dirigía (Isreal, el pueblo de Dios) habían conquistado una gran ciudad y tuvo temor. Convocó a sus aliados y se unieron 5 reyes con sus ejércitos para atacar a un aliado de Josué. El aliado de Josué le pide ayuda y tras haber recibido confirmación de Dios de que vencerían, Josué va con el ejército de Israel. El ejército de Israel peleó y los comenzó a ganar, entonces Dios envió una lluvia de granizo que terminó de matar a los enemigos.
“…y fueron más los que murieron por las piedras del granizo, que los que los hijos de Israel mataron a espada.” –Josué 10:11
Entonces Josué mandó a parar al sol y a la luna para que el tiempo se detuviera en lo que pudieran terminar de matar a sus enemigos. Y así fue, delante de todos, la tierra dejó de girar por casi un día (Josué 10:13).
Los 5 reyes enemigos habían huido y se escondieron en una cueva, de donde los sacaron y Josué los trajo delante del pueblo. Mandó a los principales del ejército de Israel a poner sus pies sobre los cuellos de los reyes. Los mataron y los colgaron en maderos delante del pueblo. Al acercarse la noche, los bajaron de los maderos y los volvieron a meter en la cueva. Sellaron el acceso de la cueva con piedras.
Cómo funciona
- El enemigo atacó cuando se enteró de la conquista de Josué. Se vio intimidado cuando vio su potencial. Tu lucha es debida a tu potencial de conquista, el enemigo ve tu potencial de arrojar luz sobre tu casa, comunidad y país. Por eso te declara la guerra.
- Josué recibió confirmación de conquista. Dios se lo reafirmó, porque ya se lo había dicho al principio de su liderazgo:
“Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.” –Josué 1:3
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.” –Josué 1:9
3. La lluvia de granizo fue lo que realmente les dio la victoria. Tú das el primer paso al lanzarte hacia el campo de guerra, pero Dios cumple su palabra de apoyarte, de pelear por ti. En Cristo somos más que vencedores (Romanos 8:37).
4. Josué mandó a parar al sol y la luna para que les diera el tiempo suficiente hasta destruirlos a todos. No podían permitir que regresaran a sus ciudades porque ahí se podían volver a fortalecer. Tu libertad es un asunto de urgencia, requiere ser atendido de inmediato y que no te detengas hasta que lo hayas resuelto. No pierdes tiempo cuando haces la voluntad de Dios. Tú siembras tiempo al dedicar el tiempo suficiente para completar la obra, y Dios, quien tiene los tiempos en sus manos, lo detiene y ves como fruto la multiplicación de tu victoria.
5. Mataron a los reyes, pero en la forma en que lo hicieron está el modelo a seguir para vencer contra los obstáculos que te separan de tu paz y bendición:
Primero, identificaron la cueva en donde estaban escondidos. Los gobernadores de las tinieblas que intentan dominar áreas de tu vida se mueven en lugares espiritualmente oscuros. Identificarlos y confrontarlos requerirá conocimiento y fuerza espiritual, adquirida mediante el estudio de la Palabra de Dios, el renuevo espiritual de la oración y en la mayoría de las ocasiones, la ayuda de un guía, como un(a) pastor(a) o un(a) intercesor(a) (miembro de un ministerio de intercesión). Nota que los principales del ejército de Josué pusieron sus pies sobre los cuellos de los reyes: hay una autoridad sobre los gobernadores de las tinieblas que tienen los guerreros comprometidos con el Reino de los Cielos.
Los mataron, los demostraron y los sellaron
Los mataron y los colgaron en maderos para todos ver. Esto fue señal delante de todo el pueblo de que ahora eran libres de la amenaza. Luego de conquistar y romper una atadura en tu vida, se supone que todos a tu alrededor puedan dar testimonio de tu nueva libertad. Tu conquista inspirará paz y poder delante de todos.
Al caer la noche, los volvieron a poner en la cueva donde los habían encontrado y sellaron el acceso a la cueva. Lamentablemente, luego de haber vencido ante una atadura, a veces no sellamos el acceso hacia la tentación. Nos confiamos, creyendo que podemos mantenerla cerca:
“Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero.” –Mateo 12:43-45
Sella los accesos. Quema los puentes que te llevan a la tentación y construye puentes nuevos que te lleven a la llenura del Espíritu Santo. Para esto, es necesario congregarse, estudiar la Biblia y desarrollar una vida de intimidad y cercanía con Dios mediante la oración constante.
Nuestras armas no son terrenales
“porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.” -2 Corintios 10:4-6
Las armas que necesitamos para vencer los reyes de la muerte son entregadas a nosotros mediante contacto con Aquel que es la Vida, y quien tiene las llaves de la muerte, Jesús:
“Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.” – Apocalipsis 1:17-18
Mediante el sacrificio de Jesús, alcanzamos salvación. Mediante el estudio de su palabra, alcanzamos la vida en abundancia que nos es prometida.