El ser humano tiene la capacidad de configurarse emocionalmente para operar en auto-piloto. Continuar la tarea, pero sin estar realmente presente, sacando la mente y el corazón de lo que se está haciendo. Esto es peligroso porque detiene el aceleramiento de propósito divino. Puede traer paz a la consciencia pensar que seguimos perseverando, obedeciendo y haciendo lo propio, pero Dios no mira las apariencias, Dios mira el corazón.
¿Con qué corazón operas en tu trabajo, en tu familia o en tu ministerio? ¿Sigues igual de convencid@ como en el principio? ¿O has sacado tu corazón ya de la ecuación? Si es así, ¿qué pasó por el camino? ¿Por qué te sientes lastimad@? Podrías continuar como estás, pero eso sólo extiende la prueba.
Tal vez ya sea hora de pedir sabiduría de lo Alto, estrategias para resolver, palabras que sanen. Fuiste puest@ ahí para ser bendecid@, y para bendecir. Para ser moldead@, y para moldear.
Todo lo que se moldea, es porque tiene un diseño. En la tierra tendremos aflicción, chocaremos los unos con los otros, pero así es como las piedras más preciosas son formadas.