Líderes: Nadie está obligado a seguirte. El liderazgo más efectivo no se obliga ni se manipula. Más bien, se inpira.
Tu fórmula de influencia será única, pues a todos nos corresponde desarrollar el depósito que cargamos.
Pero el crecimiento va a costar. Va a requerir que tengas fe en lo que cargas. No esperes que la gente te apoye, si tú mismo no estás dispuesto a pagar el precio por tu visión.
La confianza y la influencia se ganan con testimonio, consistencia y pasión. Hay que hacer sacrificios por la excelencia, y también para dar resultados.
Hay que disfrutar cada etapa del proceso. Hay que saber mantener el gozo y la fuerza en la presencia de Dios, especialmente cuando nada parezca funcionar, porque en esos momentos, es cuando más la gente está pendiente para ver cómo lo manejamos. Ese podría ser el momento decisivo para ellos, donde determinan si se van a comprometer con nosotros o no.
A la misma vez, en ese momento Dios está midiendo nuestro carácter para ver si estamos preparados para cosas mayores.
“Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”
-Mateo 25:21