Anoche mi hijo Daniel me daba la queja de un niño en su salón que se porta mal.
Me dijo que “el maestro lo regaña y los niños se molestan porque él no sabe hacer las cosas bien”
“¿Por qué no le enseñas tú a portarse bien?”, le pregunté.
“Porque se supone que sus padres le hubieran enseñado”, me respondió.
Y me quedé callado por par de segundos… porque tiene razón!
Al final lo animé a ayudar al niño, pero me quedé pensando en eso… Muchos padres esperan que la escuela e incluso la iglesia haga el trabajo que les toca a ellos hacer en la casa.
Entiendo que hay niños, y también hay niños… pero…
Los valores se deben formar en la casa.
La disciplina se debe formar en la casa.
La escuela y la iglesia sirven para reforzar, recibir dirección y apoyo.
Los niños serán un reflejo de sus padres.
“La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la alejará de él.”
-Proverbios 22:15
“Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor ni te ofendas por sus reprensiones. Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido.”
-Proverbios 3:11-12